La SEIP publica recomendaciones para el correcto diagnóstico y tratamiento de la infección por Mycoplasma pneumoniae


La Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) ha publicado un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico y tratamiento de la infección por la Mycoplasma pneumoniae en el número de julio de Anales de Pediatría , el órgano de expresión científica de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

La Mycoplasma pneumoniae es una bacteria que produce mayoritariamente infección respiratoria, acompañándose de fiebre, tos seca persistente, astenia, disnea, dolores de cabeza y / o dolor de garganta al tragar. Es común que siga un patrón epidémico cíclico cada 3 o 5 años, presentándose habitualmente en verano o a inicios del otoño y afectando principalmente a los menores de cinco años. Pero, según los expertos, este patrón se ha visto modificado debido a las medidas aplicadas para el control de la pandemia de Covid-19: desde entonces, se redujeron significativamente las infecciones por M. pneumoniae , no volviendo a reportarse un incremento de las cifras hasta enero de 2023 en distintos países de América, Europa, Oceanía y Asia.

La bacteria se transmite a través del contacto con gotas respiratorias y tiene un periodo de incubación de dos a cuatro semanas. La inmunidad tras la infección no es duradera, por lo que son frecuentes las reinfecciones. Además, el estado de portador asintomático puede perdurar durante meses, incluso en pacientes tratados con antibióticos.

La publicación llega después de que el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) comunicase a finales de 2023 un aumento de los casos de infección por la bacteria Mycoplasma pneumoniae en seis países de la Unión Europea.

Los incrementos se registraron en todos los grupos de edad, pero predominantemente en niños y adolescentes. Los pediatras españoles percibieron un incremento de los casos entre enero y abril del 2024, así como de los ingresos hospitalarios y de formas extrapulmonares de infección, algunas de ellas graves. Si bien el brote parece haberse autolimitado, durante este periodo, se ha observado un sobreuso de pruebas complementarias y de antimicrobianos ante diagnósticos de sospecha de una entidad que en la mayor parte de los casos suele tener un curso benigno y que presenta dificultades inherentes para su confirmación diagnóstica.

DIAGNÓSTICO DE LA INFECCIÓN PULMONAR POR M. PNEUMONIAE

Actualmente no existe ninguna prueba de laboratorio que pueda servir de forma aislada para el diagnóstico de la infección pulmonar por M. pneumoniae . Aunque existen algunos signos clínicos y radiológicos asociados de forma característica en la infancia, es imposible diferenciar con seguridad una neumonía comunitaria por M. pneumoniae de las producidas por otros patógenos.

Por otro lado, como explican los autores del artículo, «las distintas pruebas para el diagnóstico microbiológico disponibles actualmente son incapaces de diferenciar la colonización de la infección activa, por lo cual el diagnóstico preciso no es posible».

Por ello, para maximizar la rentabilidad diagnóstica, la SEIP sugiere solicitar las pruebas solamente cuando exista una elevada sospecha diagnóstica y el diagnóstico vaya a modificar su manejo. De igual forma, la radiografía de tórax que es el gold-estándar para el diagnóstico de neumonía adquirida en la comunidad, «no presenta un patrón distintivo para M. pneumoniae , por lo cual su valor añadido con esta finalidad sería limitado», han indicado.

«Estaría indicada cuando no se tenga el diagnóstico clínico de neumonía y se precise en el contexto del diagnóstico diferencial del paciente, para descartar otros posibles diagnósticos o complicaciones y en el caso de ingreso hospitalario, siendo una alternativa que no irradia la ecografía pulmonar si es realizada por personas con formación específica», señalan en el artículo.

USO DE ANTIBIÓTICOS

La mayoría de las infecciones por M. pneumoniae son autolimitadas y leves, no estando bien definido el papel de los antibióticos en esta entidad. Tras la revisión de la literatura, los autores concluyen que «no hay evidencia suficiente que demuestren que el tratamiento antibiótico sea superior a placebo en formas leves ni que reduzcan la transmisión ni que prevengan la progresión a formas graves en todos los contextos epidemiológicos».

Para los casos que requieran tratamiento, los autores incluyen alternativas que contemplan una adecuada política de uso antimicrobiano para las diversas situaciones clínicas.

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