La SEGO incluye el cloruro de decualinio en sus recomendaciones para tratar la vaginosis bacteriana
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha incluido el cloruro de decualinio, el tratamiento no antibiótico que no produce resistencias adquiridas, en sus recomendaciones para tratar la vaginosis bacteriana, incluso de primera elección en mujeres embarazadas durante todos los trimestres y en primeros episodios, según se ha anunciado en el XVIII Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer.
Se trata de la infección vaginal más prevalente, que representa aproximadamente el 40 por ciento de todas las infecciones que afectan la vagina y, de hecho, se calcula que dos de cada tres mujeres padecerán una a lo largo de su vida.
Afecta a mujeres jóvenes en edad fértil y está ligada, sobre todo, a factores sexuales como coitos frecuentes y diferentes parejas sexuales, pero también al no uso de preservativo, a ropas interiores sintéticas, siendo más frecuentes en personas inmunodeprimidas con patologías de base.
«Existen novedades referentes a la fisiopatología de la vaginosis bacteriana y al conocimiento de la microbiota vaginal, y de cómo entender esta infección como una alteración de esa microbiota vaginal», ha dicho la jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Guadalajara, María Jesús Cancelo.
El clínico no sólo dispone de nuevas herramientas para hacer un diagnóstico adecuado de esta patología sin pruebas especiales, ha indicado Cancelo, sino de una alternativa terapéutica eficaz con un alto nivel de evidencia científica frente a los tratamientos antibióticos tradicionales, el cloruro de decualinio, comercializado como Fluomizin 10 miligramos comprimidos vaginales, un fármaco no antibiótico, con actividad bactericida rápida y un amplio espectro de acción, que incluye bacterias anaerobias, aerobias Gram+ y Gram-, hongos y protozoos.
«Es importante el conocimiento que tenemos ahora de las resistencias que se crean con el uso continuado de antibióticos, y el cloruro de decualinio, siendo un tratamiento no antibiótico, ha demostrado eficacia en este tipo de infecciones, por lo que se considera una alternativa útil y válida que puede plantearse como un tratamiento de primera elección», ha recalcado la experta.
Por su parte, la doctora del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Infanta Leonor, Verónica Sobrino, ha advertido de que, además de las complicaciones asociadas a la vaginosis bacteriana tanto obstétricas como ginecológicas, el desequilibrio de la flora vaginal propio de esta infección puede favorecer una mayor tendencia a tener otras infecciones virales relacionadas con el virus del papiloma humano.
Dicho esto, ha recordado la recomendación reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de intentar reducir al mínimo los tratamientos antibióticos para disminuir las resistencias antimicrobianas y, al respecto, ha destacado que con el cloruro de decualinio se evita el problema de las resistencias, además de tratarse de un fármaco bien tolerado, con un mecanismo de acción múltiple y amplio espectro microbiano.
Asimismo, según esta especialista, la exposición sistémica es «mínima», reduce la sintomatología a las 24 o 72 horas tras su administración y las tasas de eficacia son comparables a la de los tratamientos antibióticos clásicos, ahora bien, se recupera «mejor» tanto el pH natural como la flora vaginal y la tasa de candidiasis vulvovaginal después del tratamiento es menor.