La reforma para quitar al Senado su veto a la senda de déficit supera su debate de totalidad en el Congreso
La iniciativa salva su segunda votación en el Pleno y, ya con enmiendas parciales, se prepara para su debate en ponencia
El Pleno del Congreso ha respaldado este jueves la tramitación de la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria para quitar al Senado el veto irrevocable a la senda de déficit. Lo ha hecho al rechazar las enmiendas de totalidad presentadas por el PP y Vox, que buscaban sustituir la propuesta del PSOE con textos alternativos.
En concreto, el PP proponía mantener esa capacidad de veto del Senado, obligando al Ejecutivo a superar con éxito las votaciones en ambas Cámaras para poder aprobar una senda de déficit y de deuda, mientras que Vox, planteaba que el Congreso pudiera levantar el veto senatorial, pero con al menos 176 votos, es decir, mayoría absoluta.
Los dos textos alternativos han sido rechazados con los votos de PSOE, Unidas Podemos, Esquerra Republicana, Junts, PNV, EH-Bildu, Más País-Compromís, la CUP, Coalición Canaria, Nueva Canarias, el PRC y el BNG. De su lado, Ciudadanos ha rechazado el del PP y se ha abstenido en el de Vox, pues reclama que sean necesarios aún más votos para levantar el veto del Senado: mayoría cualificada de tres quintos (120 sufragios). El PP se ha abstenido ante la de Vox, mientras que Vox ha rechazado la del PP.
PP: EL SENADO, CÁMARA TERRITORIAL PARA DECIDIR SOBRE LOS OBJETIVOS
El PP ha defendido mantener la igualdad entre cámaras legislativas, reivindicando la importancia del Senado en esta votación como órgano de representación autonómica, ya que a estas administraciones afectan los objetivos de déficit y deuda. «Los Presupuestos que rechace el Senado son Presupuestos de la Administración General, pero los objetivos afectan a todas. El Senado tiene que tener palabra ahí», ha argumentado su diputado Valentín Píriz Maya.
El diputado popular ha recordado cómo en la anterior crisis el PSOE respaldó endurecer las reglas fiscales y los recortes de gasto público, avalados por un entonces diputado raso Pedro Sánchez, ante unas cifras de déficit y de escalada de deuda que, a su juicio, «incapacitan» al PSOE a debatir en estos términos. «Venir a hablar de estabilidad presupuestaria con el PSOE requiere de un autocontrol grande», ha espetado.
Vox, por su parte, ha defendido que para levantar un rechazo del Senado se requiera mayoría absoluta de la Cámara Baja, al menos 176 votos. Su diputada, Inés María Cañizares ha acusado al PSOE de «disfrazar de interés general su interés particular».
«DEJEN YA DE CRISPAR», RECLAMA EL PSOE
Por su parte, Patricia Blanquer ha asegurado que el PSOE «defiende por coherencia y convicción» que pueda levantarse un rechazo por mayoría simple, al igual que se hace con los Presupuestos. «No se trata de restar competencias al Senado, sino reconocer al Congreso una función que constitucionalmente se le reconoce. Dejen ya de crispar», ha exigido.
Unidas Podemos ha cuestionado que Vox proponga un sistema de mayoría absoluta cuando la mayoría simple es «el mecanismo de excelencia para desbloquear tapones parlamentarios», incluso «la mismísima presidencia del Gobierno», ha recordado Txema Guijarro, instando a culminar la reforma de cara a la tramitación de unas nuevas cuentas.
«No nos podemos permitir el lujo de un 2021 sin Presupuestos Generales. La recuperación va a requerir de eso y de mucho más. Quien no esté dispuesto a arrimar el hombro, al menos que deje trabajar», ha zanjado
PNV PIDE MÁS CAMBIOS Y EH-BILDU, LA DEROGACIÓN
Idoia Sagastizabal, del PNV, ha rechazado la posibilidad de que el Senado vete una senda de estabilidad, pero también que el Congreso no pueda corregirlo sin mayoría absoluta, tal y como plantea Vox, pues cree que «abre la puerta» a un bloqueo para actualizar los objetivos de déficit y deuda.
También ha recordado cómo unas reglas fiscales aprobadas en la pasada crisis se quedaron de forma permanente y ha pedido cambiar la regla de gasto, mientras que, por EH-Bildu, Oskar Matute ha instado a «ir más lejos» en la reforma y derogar directamente una ley que, ha dicho, «condena a tener que vivir en condiciones de indignidad, al obligar a priorizar el pago de deuda». «De aquellos barros, estos lodos», ha dicho.
SI SE TRAMITA, SE PUEDE CAMBIAR LA REGLA DE GASTO, RECUERDA JUNTS
Junts, a través de su portavoz presupuestario, Ferrán Bel, ha acusado a PP y Vox de buscar el retraso de esta reforma, pues los cambios propuestos podían vehicularse en enmiendas parciales, como ya se han registrado en la Cámara, y ahí poder influir de forma efectiva, como no aplicar la regla de gasto o habilitar superávit municipales, medidas demandadas por la mayoría del Congreso.
«Solo falta que los dos partidos que sustentan al Gobierno y lo ejecuten», ha abundado Joan Margall, de ERC, remarcando las dificultades en los servicios sociales y las posibilidades que tendrían los ayuntamientos si pudieran ejecutar remanentes acumulados en sus cuentas bancarias, pero ha instado a adoptar más medidas: «Se debe permitir que generen déficit en ejercicios extraordinarios si su situación de solvencia se lo permite», ha defendido.
«¿QUIÉN SE CREE ESTE SENADO?», PREGUNTA COMPROMÍS
«¿Quién cree en este Senado? ¿Alguien puede creer en este Senado?», se ha preguntado Joan Baldoví, de Compromís, exclamando al relatar cómo el PP, con el 28% de los votos, obtuvo el 59% de senadores electos en su última mayoría absoluta.
La portavoz fiscal de Cs, Mari Carmen Martínez, ha justificado su abstención ante la enmienda de Vox, pues defiende una restricción más estricta para levantar un posible rechazo del Senado, aún más dura que la de la mayoría absoluta: las tres quintas partes de la Cámara Baja.
PP Y CS BLOQUEARON UNA REFORMA EXPRÉS HACE DOS LEGISLATURAS
La proposición de ley, registrada por el PSOE en enero al poco de echar a andar la legislatura, ya superó el pasado 25 de febrero un primer debate en el Pleno del Congreso cuando se aceptó su tramitación con los votos de socialistas y Unidas Podemos, más los de ERC, Ciudadanos, Junts y el PNV, entre otros. El PP y Vox votaron en contra.
Esta reforma fue uno de los primeros acuerdos a los que llegó el Gobierno de Pedro Sánchez en el verano de 2018 con sus socios de la moción de censura de ese año.
Registrada entonces con Unidas Podemos, Esquerra Republicana y Compromís, entre otros grupos, el PSOE buscó una tramitación exprés de la iniciativa para acelerar su aprobación y permitir al Gobierno flexibilizar la senda de estabilidad. Y es que al contar con una cómoda mayoría absoluta en el Senado, era imposible modificarla sin el concurso del PP, vía apoyo o abstención.
Sin embargo, el PP y Ciudadanos, con mayoría entonces en la Mesa del Congreso, impidieron tramitar por la vía rápida esta reforma, por lo que la nueva senda de estabilidad que llevó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, fue respaldada por el Congreso para después ser tumbada por el PP en el Senado.