La presencia de mujeres en las Fuerzas Armadas no logra superar el 13%, aunque los ingresos en 2021 han crecido un 6,5%
El Ministerio de Defensa busca que las jóvenes contemplen la milicia como «una opción profesional más»
Las mujeres llevan ya más de tres décadas formando parte de las Fuerzas Armadas, primero en determinadas escalas y cuerpos militares y desde el año 1999 bajo el principio de igualdad «con todas sus consecuencias». Desde entonces, su presencia ha ido aumentando paulatinamente y, aunque su porcentaje dentro de los Ejércitos y la Armada se encuentra prácticamente estancado desde hace más de una década, en 2021 los ingresos de mujeres en las academias militares han aumentado un 6,5 por ciento respecto al año anterior, según datos del Ministerio de Defensa recogidos por Europa Press.
La realidad de las mujeres militares ha sido abordada esta semana en distintos foros celebrados tanto en el marco de la feria de industria de defensa (FEINDEF) celebrada en Ifema como en una mesa redonda moderada por la propia ministra, Margarita Robles, quien agradeció su «profesionalidad» demostrada a lo largo de las últimas tres décadas.
Actualmente, el número de mujeres en las Fuerzas Armadas es de 15.912, lo que supone un 12,9 por ciento. Este porcentaje es superior al promedio de los países de la OTAN (que se sitúa en el 12%) y está por encima de países como Alemania, Reino Unido, Italia, Holanda o Portugal.
Sin embargo, estas cifras se han mantenido prácticamente estables en los últimos diez años, con una tendencia ligeramente creciente –del 12,1% en 2001 al 12,9% en 2021–, y el Ministerio de Defensa trabaja con un amplio abanico de medidas para ofrecer las Fuerzas Armadas como una perspectiva más de futuro a las jóvenes.
Estas campañas de visibilización ya han tenido su reflejo en los últimos datos de ingresos en las academias militares, según ha explicado a Europa Press la directora general de Personal del Ministerio de Defensa, Adoración Mateos: en los últimos cinco años, el porcentaje de mujeres que han solicitado participar en los procesos selectivos ha pasado de ser el 11% del número total de aspirantes al 19%. Además, el número total de mujeres ingresadas en 2021 ha aumentado un 6,5% con respecto al año anterior.
Desde el Ministerio de Defensa destacan además que el proceso de incorporación e integración de la mujer en las Fuerzas Armadas en España se ha realizado a un ritmo «mucho más rápido» que en países similares, sin vetos en escalas o destinos. «Hoy podemos ver cómo dentro de nuestras Fuerzas Armadas las mujeres pilotan aeronaves, son expertas en guerra electrónica, conducen carros de combate o forman parte de las dotaciones de submarinos», celebra la directora general.
También es importante su presencia en las misiones internacionales, donde representan un 8,5 por ciento del total de militares españoles desplegados, frente al 7 por ciento de media de los países de la OTAN.
Este fue uno de los ámbitos destacados por las participantes en el coloquio con la ministra de Defensa, como la general Begoña Aramendía, que subrayó el valor añadido que aportan las mujeres a las misiones y su importancia para acercarse a la población civil.
RECELO Y PATERNALISMOS YA SUPERADOS
Aramendía, segunda mujer en alcanzar el escalafón más alto dentro de las Fuerzas Armadas, recuerda cómo al principio fue necesario adaptar «infraestructuras, mentalidades, uniformidades y normativas» a la presencia de la mujer en la milicia, pero celebró que ello sirviera para alcanzar la «igualdad de oportunidades y retos» que advierte hoy en día.
Según reconoce, en sus primeros años como militar observó cierto «paternalismo ya superado», además de algunos recelos «muy puntuales» que cree que llevaron a las mujeres a ser «más autoexigentes» para demostrar que eran iguales a sus compañeros hombres.
Esta sensación no la han vivido ya sus compañeras más jóvenes, según aseguraron la capitán del Ejército del Aire María Jesús Pérez de Zafra o la capitán enfermera Amanda García, que encontraron ya «las puertas abiertas» por sus antecesoras. «Yo me he dedicado a trabajar duro, pero no más que el resto de mis compañeros. No tengo sentimiento de dificultad añadida», aseguró Pérez de Zafra, piloto del A-400M del Ejército del Aire cuya última misión fue la evacuación de Afganistán.
Además, coincidieron en su sorpresa por la atención que aún siguen generando las mujeres militares entre la sociedad civil. «Creo que los militares tenemos más asumida la igualdad que el mundo civil», reconoció la teniente coronel María Gracia, analista del EMAD.
También la comandante de helicópteros Gala Gallego señaló la atención que suscita que las mujeres alcancen determinados puestos o roles y planteó la posibilidad de que esta situación, en vez de acercar las Fuerzas Armadas a las jóvenes, pueda trasladar el mensaje de que se trata de algo «muy difícil o que pocas llegan». «Hay que dar visibilidad con noticias cotidianas, maniobras, despliegues, que podamos hablar cuando nos toca pero sin el mensaje de que somos bichos raros», propuso.
OBSERVATORIO PARA LA IGUALDAD
Este reto de normalizar la presencia de la mujer en los Ejércitos y la Armada es el que persigue el Ministerio mediante la difusión de sus actividades a través de medios escritos, foros de investigación o estudio o su participación en las ferias educativas.
Además, Observatorio Militar para la igualdad entre hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas se encarga de forma permanente de seguir el avance de este proceso y atender a las dudas y reclamaciones de los efectivos en cuanto a temas como la conciliación, los hijos menores, familias con un solo progenitor o parejas entre militares.