La participación del referéndum de independencia en Nueva Caledonia baja respecto a plebiscitos previos

La participación en el tercer y último referéndum de autodeterminación en el territorio francés de Nueva Caledonia se sitúa, casi al final de la jornada, en el 41,6 por ciento a las 17.00 hora local, según los datos de la Alta Comisión electoral, en una asistencia sensiblemente inferior a las dos ediciones anteriores.

Para hacerse una idea, a estas alturas ya había votado en 2020 un 79,63 por ciento de la población y un 73,68 por ciento en 2018, según el portal de noticias Outremers 360. Ambos referéndum se saldaron con el triunfo del «no» a la independencia con 56,7 por ciento y 53,3 por ciento.

En principio, decenas de miles de personas estaban llamadas a pronunciarse de nuevo si quieren desligarse definitivamente de una metrópoli situada a 17.000 kilómetros de distancia, en un contexto marcado por las tensiones políticas internas y la pandemia de COVID-19.

Los conocidos como Acuerdos de Matignon, que sentaron las bases del proceso de descolonización y de la reconciliación entre comunidades caldoche y canaca tras años de enfrentamientos, establecieron una serie de consultas que terminaron de concretarse en 1998.

Según este acuerdo, no solo podía celebrarse un referéndum para preguntar a los neocaledonios si querían independizarse, sino un máximo de tres en caso de que no prosperasen los dos primeros. Serían votaciones sucesivas y, en términos prácticos, sin apenas variaciones.

Los neocaledonios deberán volver a responder a la misma pregunta: «¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y sea independiente?». Si triunfa el sí , los 271.000 habitantes de este archipiélago dejarán de ser habitantes de Francia al término de una transición que durará al menos año y medio y si triunfa el no , las partes deberán negociar un nuevo statu quo .

Este territorio de ultramar ya incluye no pocas particularidades con respecto a la Francia continental, con una moneda propia –el franco CFP– y una autonomía política y económica que contempla, por ejemplo, un régimen propio en materia de seguridad social.

EL FACTOR EPIDEMIOLÓGICO

En el tercer referéndum, sin embargo, se ha colado el virus SARS-CoV-2 como invitado no deseado. Nueva Caledonia ha permanecido relativamente al margen de las grandes olas de la pandemia de COVID-19 que se han vivido en otras zonas del mundo, pero la irrupción de la variante delta dejó cifras sin precedentes, con unos 270 fallecidos en apenas seis semanas.

Tal es así, que los independentistas reclamaron al Estado francés que accediese a retrasar un año la consulta. Rechazada esta solicitud, han advertido de que no participarán en la votación y, por tanto, no reconocerán sus resultados, ya que consideran que no se dan las condiciones para hacer una campaña justa antes de la votación.

El ministro de Ultramar, Sébastien Lecornu, que ha viajado a Nueva Caledonia para seguir esta cita, ha dejado claro que la no participación no resta en forma alguna validez al resultado. En una reciente entrevista a Europe 1, reconoció que la abstención es «un derecho de la democracia», pero fue tajante al plantear si tendrá efecto legal: «La respuesta es no».

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