La oposición nigeriana se propone arrebatar al presidente el control político sobre el noroeste del país
ABUYA, 5
El principal partido de oposición de Nigeria se dispone a convertir el noroeste del país en un campo de batalla electoral para conseguir una oportunidad de victoria en los comicios del próximo mes de febrero contra el presidente del país, Muhammadu Buhari.
A pocas horas de que el Partido Democrático Popular elija a su candidato este fin de semana, la formación trabaja sin descanso para garantizarse el respaldo de mecenas y otras importantes figutas de la región noroeste del país, tradicional feudo de Buhari.
Ocurre ahora que al menos siete de los candidatos del PDP son renegados del presidente y se han llevado con ellos mucha influencia de la región, clave para dilucidar el futuro político del principal productor de petróleo de África.
En Nigeria, el noroeste es la región con más densidad de población. Allí, en las últimas elecciones, «Buhari obtuvo casi la mitad de su voto del noroeste y la región será aún más importante esta vez», ha explicado el analista Malte Liewerscheidt, de Teneo Intelligence. «Es probable», agrega, «que muchos de estos votantes le den ahora la espalda».
La región es tradicionalmente el centro de la base de votantes musulmanes, ya que los tres líderes islámicos más importantes de Nigeria, el sultán de Sokoto, el emir de Kano y el emir de Gwando, tienen su base allí.
Buhari, musulmán del norte, que ganó las elecciones de 2015, obtuvo 1,9 millones de votos en el estado de Kano, en comparación a los 215,779 garantizados por Goodluck Jonathan, cristiano del sur.
Ahora, y en virtud del acuerdo no oficial por el que rota el poder entre el norte (principalmente musulmán) y el sur (mayoritariamente cristiano), significa que es probable que la oposición elija un candidato septentrional.
Entre ellos se encuentran el gobernador del estado noroccidental de Sokoto, Aminu Tambuwal, el ex gobernador de Kano Ibrahim Shekarau, el ex gobernador de Kaduna Ahmed Makarfi y el ex gobernador de Sokoto Attahiru Bafarawa.
«Suponiendo que el PDP permanezca unido, esto podría volver a ubicarlos en el mapa en el noroeste, una región donde el partido obtuvo un promedio de solo 16 por ciento en 2015», ha indicado el analista.
DESACELERACIÓN
El impacto de la desaceleración económica de los últimos años es, para algunos en las calles del centro comercial del norte, Kano, una razón para rechazar a Buhari.
«Todo se reduce a Buhari. Con él no hay progreso ni desarrollo», ha lamentado Yusuf Yakubu, quien abandonó en junio del año pasado el partido de Buhari, el Congreso de Todos los Progresistas.
«Si usted va al mercado, los comerciantes le dirán que la economía se ha derrumbado bajo esta administración. Realmente no hay nada que sostenga la idea de que nos hemos beneficiado con este hombre», ha añadido.
Pero muchos otros en las calles de la ciudad desean que el presidente, que es del estado vecino de Katsina, reciba un segundo mandato.
«Tal vez no todos estaríamos viviendo en el estado de Kano si no fuera por él. Quizás Boko Haram nos habría echado a todos», explica Abdullmuminu Gezewa, en referencia a la organización terrorista que lleva años combatiendo contra el Gobierno afgano.