La ONU pide unos 840 millones de euros para entregar ayuda a 6,4 millones de personas en el noreste de Nigeria
Naciones Unidas ha lanzado este martes un llamamiento para recaudar mil millones de dólares (cerca de 840 millones de euros) para entregar ayuda humanitaria a 6,4 millones de personas en el noreste de Nigeria, sacudido por un aumento de los ataques del grupo yihadista Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA).
La ONU ha indicado en su Plan de Respuesta Humanitaria, lanzado en colaboración con otros 93 socios, que «se espera que la crisis humanitaria en los estados de Borno, Adamawa y Yobe persista en 2021» y ha agregado que «el conflicto seguirá afectando gravemente a millones de personas que siguen vulnerables al desplazamiento, el empobrecimiento y la amenaza de la violencia».
«Cerca de 1,92 millones de personas están desplazadas a nivel interno y 257.000 viven como refugiados en Camerún, Chad y Níger», ha detallado, antes de resaltar que el 54 por ciento de los desplazados internos están en comunidades de acogida. Borno aloja el 81 por ciento de los desplazados, con un 54 por ciento en campamentos.
Así, ha resaltado que 8,7 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria, si bien la petición de ayuda se centra en 6,4 millones de personas, con el foco puesto en «mejorar los impactos de la crisis sobre los desplazados y los retornados, ayudar a la gente a cambiar la dependencia de la ayuda por un grado de autonomía y hacer frente a las amenazas como el riesgo de inseguridad alimentaria y de brotes de enfermedades infecciosas».
El coordinador humanitario de la ONU en Nigeria, Edward Kallon, ha puntualizado que 2020 fue «un año de desafíos para las personas vulnerables en el noreste de Nigeria y también para aquellos que les entregan la muy necesaria ayuda humanitaria». «Fue un año de aumento de la violencia, incremento de los desafíos de acceso y seguridad y descenso de la financiación humanitaria», ha lamentado.
«Fue también un año de una nueva realidad, la pandemia de coronavirus, no sólo a través del impacto a nivel médico sino por sus graves consecuencias a nivel socioeconómico», ha manifestado Kallon, quien ha argüido que el aumento de la violencia a causa del conflicto en Adamawa, Borno y Yobe «se ha intensificado».
En este sentido, ha denunciado que «la inmensa mayoría de los ataques están directamente dirigidos contra civiles inocentes, que intentan por todos los medios sobrevivir en un ambiente extremadamente volátil». «El último año ha presenciado algunas de las violaciones más horribles contra civiles durante el conflicto», ha argüido.
«Innumerables mujeres, niñas, niños y hombres están atrapados en una crisis que no es culpa suya. Hacen frente a elecciones dolorosas, como poner sus vidas y sus futuros en riesgo mientras intentan obtener medios para la supervivencia», ha explicado.
Kallon ha dicho también que los trabajadores humanitarios «están todos los días en riesgo» y ha ensalzado que «hacen esfuerzos encomiables mientras arriesgan su vida para salvar a otros». «Estos ataques brutales contra civiles, colegas e infraestructura humanitaria que mantienen con vida a millones de personas deben terminar», ha reclamado.
En este sentido, ha puntualizado que «la inseguridad, la restricción de movimiento causada por la violencia y los nuevos desafíos provocados por la pandemia de COVID-19 no han erosionado el compromiso de la ONU, las ONG y los socios en el Gobierno para estar al lado de las personas afectadas por la crisis en Borno, Adamawa y Yobe».
El coordinador humanitario de la ONU ha destacado además que «se ha dado una ayuda vital a más de cinco millones de personas durante el último años» y «se ha evitado la desnutrición de más de dos millones de niños». «Más de tres millones de personas se beneficiaron de servicios sanitarios y las organizaciones humanitarias dieron un paso al frente para proteger a los más vulnerables frente al nuevo coronavirus», ha dicho.
AUMENTO DE LAS NECESIDADES HUMANITARIAS
Sin embargo, ha resaltado que «pese a estos logros considerables, la necesidad vital de comida, ayuda y servicios sanitarios ha aumentado de forma dramática durante los últimos meses» y ha reconocido que «esta mayor fragilidad ha socavado los progresos en los esfuerzos colectivos de los últimos años».
Kallon ha advertido de que «las necesidades humanitarias están en sus niveles más altos desde el inicio de la crisis» y ha reiterado que «los recursos para la ayuda urgente están cada vez más presionados y la posibilidad de acción cada vez más limitada». «La financiación de la acción humanitaria en el noreste de Nigeria está a su nivel más bajo», ha apuntado.
«La crisis en el noreste de Nigeria sigue siendo una de las más graves en el mundo. Salvar vidas y proteger a los civiles debe ser una de las principales prioridades en la agenda de la comunidad internacional», ha puntualizado, antes de agregar que «las autoridades nigerianas están comprometidas para jugar un papel de liderazgo en la mejora de las condiciones de vida y el bienestar de la población en el noreste (del país)».
«El compromiso de las autoridades (nigerianas) es inamovible para ayudar a la gente a salir de las duras condiciones de vida y lograr un futuro mejor», ha recalcado, antes de apostar por «buscar soluciones duraderas y a largo plazo» para que la gente «pueda reconstruir sus vidas».
De esta forma, Kallon ha argumentado que «sólo trabajando juntos para localizar y adaptar nuestras acciones a las necesidades inmediatas de los afectados (…) podremos rebajar la tendencia al alza de las necesidades y construir pilares sólidos para un futuro mejor y más seguro».
«La ayuda humanitaria sólo puede ser una solución temporal. Es el momento adecuado para que todos los actores, incluidas autoridades, comunidades, socios de desarrollo y sector privado, renueven su compromiso para trabajar juntos, dar alternativas y soluciones a largo plazo a las personas que (…) sufren cada día», ha remachado.