La ONU muestra su «grave preocupación» por el cierre de campos de desplazados en Irak y la falta de soluciones
La coordinadora de asuntos humanitarios de Naciones Unidas, Irena Vojackova-Sollorano, se ha mostrado «muy preocupada» por la situación de miles de civiles que han sido trasladados de los campos de desplazados internos de Irak en las últimas semanas y aún no han encontrado nuevos hogares.
Hasta el momento, y según la información ofrecida por la ONU, el Gobierno de Irak ha cerrado once campos de desplazados internos, mientras que ha reclasificado dos de ellos como lugares no oficiales, decisiones que han afectado a más de 27.000 personas, de los cuales se estima que el 78 por ciento son mujeres y niños.
Además, remarca Vojackova-Sollorano en un comunicado, «su bienestar es motivo de especial preocupación a la luz de la persistente pandemia de la COVID-19 y la llegada del invierno».
En este sentido, la alta funcionaria se ha mostrado preocupada por la seguridad, bienestar y futuro de los iraquíes, ya que dos tercios de los afectados han llegado a su distrito de origen, pero muchos no están en sus casas tradicionales.
«Alrededor del 30% de esos repatriados no tienen viviendas seguras o dignas y siguen siendo muy vulnerables», ha advertido Vojackova-Sollorano, tras explicar que «las tensiones sociales y la inseguridad, la presencia de artefactos explosivos sin detonar y restos explosivos de guerra, así como la falta de documentación civil, vivienda, servicios, asistencia en efectivo y oportunidades de subsistencia siguen siendo obstáculos para su regreso».
Actualmente, quedan cinco campamentos similares destinados a desplazados internos en Irak, donde todavía viven centenares de familias por las que Vojackova-Sollorano se ha vuelto a mostrar preocupada por su posible cierre antes de finales de año.
Aunque la ONU también quiere acabar con la crisis de desplazamientos internos que atraviesa Irak, señala la funcionaria, como el Gobierno, ha recordado que el regreso de los desplazados a sus lugares de origen siempre tiene que ser «voluntario, seguro, digno e informado, con condiciones establecidas de antemano en sus zonas de origen para permitir la reintegración y garantizar soluciones sostenibles».
«Las poblaciones desplazadas vulnerables necesitan un apoyo más activo para reconstruir sus vidas con dignidad y de conformidad con las normas fundamentales de derechos humanos», ha subrayado Vojackova-Sollorano.
Por lo que es «esencial seguir esforzándose por aumentar la capacidad de recuperación de las comunidades que acogen a los desplazados internos, así como de las que reciben a los repatriados», ha concluido.