La ONU e Interpol incautan armas y explosivos destinados a grupos terroristas en África Occidental y el Sahel

Naciones Unidas y la Interpol han anunciado este lunes una operación conjunta contra varias redes de tráfico de armas que suplía de armamento, municiones y explosivos a varios grupos terroristas que operan en África Occidental y el Sahel.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha indicado en un comunicado que la operación ha sido llevada a cabo durante siete días –entre el 30 de noviembre y el 6 de diciembre– en «puntos calientes del tráfico» en aeropuertos, puertos y fronteras terrestres en Burkina Faso, Costa de Marfil, Malí y Níger.

Así, ha manifestado que durante la misma fueron investigados más de 12.000 personas, vehículos y contenedores, lo que ha permitido incautar 50 armas de fuego, más de 40.500 barras de dinamita, 28 detonadores, más de 6.000 balas, cerca de 1.500 kilogramos de cannabis y kat, y 60.000 litros de combustible.

«El tráfico de armas de fuego es un negocio lucrativo que, a cambio, alimenta y financia otro tipo de crímenes graves», ha indicado el secretario general de la Interpol, Jurgen Stock, quien ha manifestado que la operación «demuestra la necesidad de unir los puntos entre los casos criminales con armas de fuego y los terroristas en distintos países».

En este sentido, la directora ejecutiva de la UNODC, Ghada Uali, ha subrayado que «la lucha contra el tráfico ilegal de armas de fuego requiere una firme cooperación internacional y entre agencias para identificar la fuente de las armas y llevar a los responsables ante la Justicia».

La UNODC ha manifestado en su comunicado que el tráfico de armas de fuego está «a menudo» asociado con otras formas de contrabando y ha explicado que las «nuevas tendencias» incluyen la incautación de gasolina de contrabando «en grandes cantidades» en Níger y Malí.

«Se cree que el combustible llegó de Nigeria y fue objeto de tráfico para financiar y dar suministro a Al Qaeda y sus filiales», ha puntualizado, al tiempo que ha agregado que la dinamita incautada tenía como destino su uso para la minería ilegal, que constituye una nueva fuente de financiación e incluso de reclutamiento para grupos terroristas armados en el Sahel.

La región del Sahel se ha visto sacudida en los últimos años por un repunte de los ataques por parte de grupos yihadistas, incluidos la filial de Al Qaeda, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), y la de Estado Islámico, Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS).

La creciente actividad de estos grupos ha venido acompañada de un incremento de las tensiones de carácter étnico, lo que ha motivado numerosos incidentes de violencia intercomunitaria, especialmente en Malí y Burkina Faso, a los que se suman además los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad.

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