La ONU denuncia el impacto de los asentamientos y la violencia tras la evacuación de una comunidad palestina
Alrededor de 180 personas se han visto forzadas a abandonar Ein Samia, en los alrededores de Ramala
La coordinadora humanitaria de Naciones Unidas en los Territorios Palestinos Ocupados, Yvonne Helle, ha denunciado el impacto de las demoliciones, la expansión de asentamientos y la violencia de los colonos después de que cerca de 180 personas hayan tenido que abandonar durante los últimos días una comunidad en Cisjordania.
El lunes, la comunidad palestina de Ein Samia empezó a abandonar sus hogares citando la violencia de los colonos como principal motivo. En el lugar vivían 178 personas, incluidos 78 menores. «Estas familias no se van por decisión propia», ha lamentado Helle.
«Las autoridades israelíes han demolido en repetidas ocasiones sus casas y otras estructuras de su propiedad y han amenazado con destruir su única escuela. Al mismo tiempo, la tierra disponible para en pastoreo del ganado ha disminuido por la expansión de asentamiento y tanto niños como adultos han sido objetivo de violencia por parte de colonos», ha destacado.
«Estamos presenciando las trágicas consecuencias de las prácticas israelíes de larga data y la violencia de los colonos», ha manifestado en un comunicado, en el que su oficina recuerda que el Gobierno de Israel tiene obligación de proteger a los palestinos que viven bajo ocupación, en línea con el Derecho Internacional.
La oficina de Helle ha hecho hincapié en que varias comunidades palestinas se han visto desplazadas recientemente y ha detallado que desde 2022 un total de 81 palestinos, incluidos 42 niños, han tenido que abandonar sus comunidades en Uadi al Siq y Lifyim, mientras que otras cien abandonaron sus hogares en Ras al Tin.
Por ello, ha reiterado que las repetidas demoliciones, la expansión de los asentamientos, la pérdida de terrenos de pastoreo y la violencia de los colonos siguen siendo motivo de preocupación porque generan un ambiente de coacción que genera más necesidades humanitarias para estas comunidades.
La organización no gubernamental B Tselem denunció el martes que los residentes de Ein Samia «se vieron forzados a abandonar sus tierras» y recalcó que «Israel hizo que sus vidas fueran insoportables, dejando a los residentes sin otra opción», según un comunicado publicado en su página web.
«Durante años, los residentes de la comunidad han sufrido violencia por parte de las fuerzas israelíes y colonos, con el total apoyo del estado, así como las restricciones extremas sobre la construcción de viviendas e infraestructuras, además de demoliciones», dijo.
En este sentido, B Tselem aseveró que «la política de Israel, cuyo objetivo es permitir al Estado hacerse con más y más terrenos palestinos para que sean usados por judíos, es aplicada en toda Cisjordania contra decenas de comunidades palestinas». «Esta política es ilegal. El traslado forzoso es un crimen de guerra», remachó.