La ONU conmemora el 20 aniversario de la muerte de Vieira de Mello en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria
Naciones Unidas recuerda que 62 trabajadores humanitarios han muerto en 2023, con Sudán del Sur como el país más peligroso para los cooperantes
Naciones Unidas conmemora este sábado el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria con un recuerdo para la memoria del que fuera representante del secretario general de la ONU en Irak, Sergio Vieira de Mello, muerto hace exactamente 20 años en un atentado en Bagdad que costó la vida a otros 21 empleados de la institución internacional y ejemplifica los peligros que todavía corren los cooperantes de todo el mundo.
Solo en 2023, recuerda la ONU, han muerto 62 trabajadores humanitarios, 84 han resultado heridos y 34 han sido secuestrados, según los datos que baraja. Sudán del Sur, el país más peligroso del mundo para el desempeño de la labor humanitaria, ha sido escenario de 40 ataques contra cooperantes que han dejado 22 fallecidos.
En el vecino Sudán, ahora mismo escenario de un conflicto bélico, al menos 19 cooperantes han muerto en los 17 ataques perpetrados contra ellos desde el 1 de enero de este año, a los que hay que sumar víctimas mortales registradas en República Centroafricana, Malí, Somalia y Ucrania.
«Demasiados trabajadores humanitarios, la mayoría de ellos ciudadanos de Sudán del Sur, han perdido la vida mientras trataban de aliviar el sufrimiento que los rodeaba», ha lamentado el coordinador humanitario en funciones para el país, Peter Van der Auweraert. «Al conmemorar el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, honramos su memoria y rendimos homenaje a su dedicación y desinterés», añadió.
EL DÍA MÁS OSCURO
Este día no obstante estará caracterizado por el homenaje a Vieira de Mello, muerto un 19 de agosto de 2003 cuando un terrorista suicida voló un camión con explosivos justo debajo de su oficina en el hotel Canal de la capital de Irak, Bagdad.
Otros 21 empleados de la ONU fallecieron en un ataque que dejó un centenar de heridos y tuvo un alcance histórico más allá de su gravedad inmediata: Naciones Unidas ordenó semanas después la retirada de 600 miembros de su personal en el país y el grupo responsable del ataque, el Partido del Monoteísmo y de la Yihad, acabaría convirtiéndose en la rama iraquí de Al Qaeda, la más prominente organización terrorista operativa en Irak durante la última década.
El ya fallecido secretario general de la ONU Kofi Annan recordó el atentado como «uno de los días más oscuros» de la historia de Naciones Unidas, uno que acabó despojando a los trabajadores humanitarios del aura de neutralidad que les rodeaba hasta entonces y que protegía sus vidas, amén de aniquilar las ya de por sí tenues aspiraciones de Naciones Unidas para convertirse en un actor político en Irak.
Especialmente doloroso ha sido el recuerdo para Vieira de Mello que le ha dedicado el actal coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, así como subsecretaroio general de Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths. «Este día va a ser siempre uno de emociones a flor de piel», ha lamentado Griffiths, amigo íntimo del diplomático y de cuya hija Vieira de Mello era padrino.
En un recordatorio con tono de obituario y entre duras críticas a la impunidad de la que todavía disfrutan quienes atacan a los cooperantes, Griffiths describió a Vieira de Mello como «un amigo y un devoto» de la actuación de Naciones Unidas en el marco de la paz, unidos ambos en su afán para resolver «la realidad de los dilemas humanitarios» y una «síntesis de confianza personal y profesional» que hizo de su muerte una experiencia «enormemente traumática».
El coordinador, no obstante, no puede esconder su rabia ante la impunidad de la que todavía gozan hoy en día los autores intelectuales de un atentado «por el que todavía no han comparecido ante la Justicia». La falta de responsabilidades es representativa, aduce Griffths, de lo que está ocurriendo hoy en día en un mundo donde 400 cooperantes resultaron muertos o heridos el año pasado en «crímenes impunes que han dejado una terrible cicatriz en la conciencia colectiva».
«Las palabras piadosas no marcan la diferencia. Las acciones sí, y es hora de que empecemos a defender con actos nuestras promesas al derecho Internacional y a acabar con la impunidad de sus violadores», ha pedido.
«Este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, rindo homenaje a Sergio y a todos los que perdieron la vida y resultaron heridos en el atentado del hotel Canal hace 20 años; a todos aquellos que han sido asesinados, heridos y secuestrados en el curso de su servicio a la causa humanitaria, y a todos aquellos que continúan sirviendo a los cientos de millones de personas necesitadas en todo el mundo, sin importar quién, sin importar dónde y sin importar qué», remacha Griffiths.