La OMS advierte de que los abusos de derechos humanos en la atención de salud mental «son demasiado habituales»
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que la atención de la salud mental se sigue prestando mayoritariamente en hospitales psiquiátricos, y que los abusos de los derechos humanos y las prácticas coercitivas «siguen siendo demasiado habituales».
A través de una nueva guía con buenas prácticas, el organismo sanitario internacional de Naciones Unidas señala que la atención de la salud mental «debe prestarse en la comunidad y no solo debe abarcar la atención de la salud mental, sino también el apoyo para la vida cotidiana, como facilitar el acceso al alojamiento y los vínculos con los servicios de educación y empleo».
«Estas nuevas y exhaustivas orientaciones son un argumento de peso para acelerar la transición desde los servicios de salud mental que recurren a la coerción y se centran casi exclusivamente en el uso de medicación para controlar los síntomas de las enfermedades mentales, hacia un enfoque más holístico que tenga en cuenta las circunstancias y los deseos específicos de la persona y ofrezca una variedad de enfoques para el tratamiento y el apoyo», ha afirmado la doctora Michelle Funk, del Departamento de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OMS, quien dirigió la elaboración de esta guía.
Desde la adopción de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2006, un número creciente de países ha intentado reformar sus leyes, políticas y servicios relacionados con la atención de la salud mental. Sin embargo, la OMS lamenta que, hasta la fecha, «son pocos los países que han establecido los marcos necesarios para cumplir los cambios de gran alcance que exigen las normas internacionales de derechos humanos».
«Los informes de todo el mundo ponen de manifiesto que los graves abusos de los derechos humanos y las prácticas coercitivas siguen siendo demasiado habituales en países de todos los niveles de ingreso. Algunos ejemplos son el ingreso y el tratamiento forzosos, la contención manual, física y farmacológica, las condiciones de vida insalubres, y los abusos físicos y verbales», detalla la OMS.
Según las últimas estimaciones de la OMS, los gobiernos destinan menos del 2 por ciento de sus presupuestos sanitarios a la salud mental. Además, la mayor parte del gasto declarado en salud mental se destina a los hospitales psiquiátricos, excepto en los países de ingresos altos, donde la cifra ronda el 43 por ciento.
La guía incluye ejemplos de servicios de salud mental basados en la comunidad de países como Brasil, India, Kenia, Birmania, Nueva Zelanda, Noruega y Reino Unido que han demostrado tener buenas prácticas respecto de las medidas no coercitivas, la inclusión de la comunidad y el respeto de la capacidad jurídica de las personas (es decir, el derecho a tomar decisiones sobre su tratamiento y su vida).
Sus servicios incluyen apoyo en caso de crisis, servicios de salud mental prestados en hospitales generales, servicios de aproximación, enfoques de vida asistida y apoyo prestado por grupos de pares. Se incluye información sobre la financiación y los resultados de las evaluaciones de los servicios presentados.
En este sentido, la OMS defiende que las comparaciones de costes realizadas indican que los servicios comunitarios presentados producen «buenos resultados, son los preferidos por los usuarios y pueden prestarse a un costo comparable al de los servicios de salud mental convencionales».
«La transformación de la prestación de servicios de salud mental debe, sin embargo, ir acompañada de cambios significativos en el sector social. Hasta que eso ocurra, continuará la discriminación que impide a las personas con trastornos de salud mental llevar una vida plena y productiva», remacha Gerard Quinn, relator especial de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.