La OIT denuncia «amenazas» de «despidos y sanciones» a trabajadores que participan en protestas en Birmania
Decenas de funcionarios y policías se han unido a los manifestantes
El director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, ha denunciado este miércoles «amenazas» de «despidos y sanciones» contra trabajadores y sindicalistas que se han unido a las protestas pacíficas contra el Gobierno militar en Birmania y ha instado a este a no interferir en los derechos de los empleados a participar en las manifestaciones, a las que ya se han sumado decenas de funcionarios y policías.
«Insto a los líderes militares a que mantengan los compromisos contraídos en virtud del Convenio para garantizar que los trabajadores y empleadores puedan ejercer sus derechos de libertad sindical en un clima de total libertad y seguridad, sin violencia ni amenazas», ha reclamado Ryder, al tiempo que ha pedido eliminar las restricciones de reuniones de no más de cinco personas y que se ponga fin a la represión.
Estas palabras han sido reiteradas por el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, quien ha recordado que la «democracia y la libertad sindical están intrínsecamente vinculadas», como también ha dicho Ryder.
El relator especial de Derechos Humanos de la ONU en Birmania, Thomas Andrews, ha pedido también este miércoles que se retiren de las protestas las fuerzas de seguridad del país «antes de que haya más bajas» entre los manifestantes, contra los que se ha usado la «fuerza letal».
«El personal militar y la policía de Birmania debe saber que obedecer órdenes no es una defensa para cometer atrocidades y que cualquier defensa de ese tipo fallará, independientemente de su lugar en la cadena de mando», ha reclamado en un comunicado, en el que ha subrayado que los agentes pueden ser «considerados penalmente responsables por crímenes internacionales, como de lesa humanidad».
Mientras, las protestas contra el golpe de Estado en el país se extienden pese a la prohibición de reunión y la represión. En Naipidó, la capital del país, hasta 500 empleados públicos se han unido a las marchas este miércoles, informa The Irrawaddy .
A diferencia de otras jornadas de movilizaciones, este miércoles los manifestantes no se han encontrado con la misma resistencia por parte de la Policía, ya que algunos agentes están uniéndose a ellos.
En el Estado de Kayah, hasta 40 agentes se han sumado a la multitud de las calles, mientras el Ejército ha emitido un comunicado diciendo que se trataba de oficiales locales que sirven de forma temporal, según han informado distintos medios locales.
Los policías han levantado los tres dedos como símbolo de protesta al Gobierno militar y llevaban un cartel con el lema Di no a la dictadura militar .
Mientras, en Ragún se han repartido hasta cien ambulancias para ofrecer atención médica a los participantes en las movilizaciones, según recoge Myanmar Times . Este servicio se presta a través de la Organización de Rescate de Rangún, que ha informado de atención a heridos o personas que sufren mareos, calambres o problemas para respirar.
En la misma ciudad, los manifestantes se han concentrado este miércoles ante las embajadas de varios países, entre ellos las de China y Estados Unidos, y junto a las oficinas de la ONU, en un intento por llamar la atención internacional para que surja algún tipo de iniciativa que permita el retorno a una administración civil.
Al mismo tiempo, distintas organizaciones están colaborando con artistas para llevar a cabo una recaudación para apoyar a los trabajadores públicos que podrían enfrentar «serias limitaciones financieras» por unirse a las protestas.
Las protestas contra la junta militar que se hizo con el poder el 1 de febrero, en detrimento del Gobierno controlado de facto por Suu Kyi, se suceden desde el sábado en las principales ciudades, mientras se ha denunciado el uso de gases lacrimógenos, cañones de agua e incluso fuego real contra los manifestantes en varios puntos.La junta ha impuesto la ley marcial y prohibido las reuniones de más de cinco personas.