La OIM comienza la descongestión de los superpoblados campos de desplazados internos en Borno (Nigeria)
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ha anunciado este viernes el principio de su nueva estrategia de «descongestión» de los campos de desplazados del estado nigeriano de Borno (noreste del país), donde cuatro de cada cinco residentes viven en un entorno superpoblado.
«Las condiciones que existen en los campos, donde las tiendas y los albergues están prácticamente pegados, hacen imposible el distanciamiento social que impida la propagación del coronavirus, por no mencionar los riesgos de incendios y la falta de acceso», ha hecho saber la organización en un comunicado.
La violencia reinante en el noreste de Nigeria no ha hecho sino empeorar la situación. «Los desplazados que proceden de esta región se enfrentan a días muy duros por la creciente inseguridad y por el aumento de los riesgos de contagio de coronavirus», ha lamentado el director de operaciones y emergencias de la OIM, Jeffrey Labovitz.
Desde el comienzo de la pandemia, el número de personas necesitadas en el país ha aumentado en 3,5 millones, hasta los 10,6 millones de afectados, un número sin precedentes desde el inicio en 2015 de las operaciones de la OIM en el país. Los estados más afectados son Borno, Adamawa y Yobe, que aglutinan a 1,9 millones de desplazado en «situaciones precarias, expuestos a las inclemencias del tiempo, a la violencia machista y a otras amenazas»
La OIM apunta que las medidas de descongestión son temporales pero «apropiados» dada la situación actual. En la ciudad de Dikwa, la OIM ha trasladado ya a 889 desplazados a un nuevo campo, el de Umarti, tras la aprobación de las autoridades. La ciudad se ha convertido en un nuevo punto de destino, en alguno de sus 17 campamentos, donde viven 60.800 personas en condiciones de vida sustancialmente mejores que otros lugares de recepción de desplazados.
La OIM avisa de que la precaria situación de seguridad impide a sus empleados el desarrollo de sus funciones. En los últimos dos años, tres de cada nueve residencias de sus empleados, especialmente en las ciudades de Banki, Ngala y Monguno, han sido objeto de ataques por parte de grupos armados.