La OEA pide a las autoridades dominicanas y haitianas resolver el conflicto a través del diálogo
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha pedido a las autoridades de República Dominicana y de Haití la resolución del conflicto respecto a los recursos hidráulicos del río Masacre a través del diálogo.
«No puede caber duda de que Haití y República Dominicana tienen derechos iguales de uso sobre el río Masacre y que los recursos hídricos del mismo son vitales para ambos, dada las necesidades de sus habitantes, especialmente en el actual contexto de sequía. Ese uso debe ser asegurado conforme al Derecho Internacional y los tratados vigentes entre ambos países», ha declarado Almagro, según un comunicado.
El secretario de la OEA ha ofrecido el apoyo directo o indirecto de la organización para colaborar en la llegada a un acuerdo entre ambas partes y ha manifestado que la actual situación «no es beneficiosa».
«Es preciso resolver esta controversia basándose en el principio de buena vecindad y amistad entre ambos países y sus líderes. En este contexto, el diálogo y el entendimiento mutuo son imperativos, evitando cualquier tensión y trabajando para que se supere el desacuerdo», ha insistido.
Por su parte, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, señaló el lunes la posibilidad de flexibilizar las medidas tomadas contra Haití una vez el canal de La Vigía comience a extraer agua del río Masacre.
Previamente, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, había pedido a las autoridades dominicanas el reconocimiento del derecho del país a explotar el río Masacre y volver al diálogo.
Después de dar un ultimátum, el Gobierno de República Dominicana decretó a mediados de septiembre el cierre de fronteras con Haití, la detención de emisión de visados a ciudadanos haitianos y la suspensión de entrada a aquellos involucrados en la obra.
La construcción de un canal en el río Masacre ha generado malestar en Santo Domingo pues, según Abinader, la construcción del canal puede afectar a unas 14.000 hectáreas de terreno cultivable en su país y otras 10.000 en territorio haitiano. También podría causar un daño medioambiental «vital» en la laguna Saladilla, uno de los principales humedales del país.