La lactancia materna se asocia a una reducción del 33% de la mortalidad infantil en el primer año, según un estudio
En Estados Unidos nacieron cerca de 10 millones de bebés entre los años 2016 y 2018, de esta cifra, los que estaban amamantados, tenían un 33 por ciento menos de probabilidades de morir durante el periodo posperinatal (día 7-364) que los bebés que no fueron amamantados, según informa un nuevo estudio en el American Journal of Preventive Medicine , publicado por Elsevier.
Los resultados se basan en investigaciones anteriores realizadas en EEUU con conjuntos de datos más pequeños, que documentaban la asociación entre el inicio de la lactancia materna y la reducción de la mortalidad infantil posperinatal entre un 19 y un 26 por ciento.
La investigadora principal, Julie L. Ware, del Centro Infantil de Cincinnati para la Medicina de la Lactancia, ha afirmado que «según estos datos, existen pruebas claras de que la lactancia materna confiere un beneficio protector durante el primer año de vida y está estrechamente relacionada con la reducción de la mortalidad infantil posperinatal en todos los EEUU».
Ware ha señalado que los hallazgos sugieren que existe la oportunidad de que la promoción, protección y apoyo a la lactancia materna se incluyan como un componente clave en las iniciativas integrales de reducción de la mortalidad infantil en regiones y estados de todo EEUU.
Con la ayuda del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se vincularon los datos del certificado de nacimiento de los bebés estadounidenses nacidos entre 2016 y 2018 con las muertes infantiles ocurridas hasta un año después del nacimiento.
Se llevó a cabo un análisis para demostrar si el inicio de la lactancia materna, tal como se registra en el certificado de nacimiento (una práctica adoptada por todos los estados en 2016), estaba asociado con la muerte infantil posperinatal, teniendo en cuenta factores como la edad materna, la educación, la raza y el origen étnico, y la ubicación geográfica.
La lactancia materna está reconocida por la Organización Mundial de la Salud, la Academia Americana de Pediatría y otras autoridades como la nutrición normativa preferida para los lactantes, recomendando ambas que las familias amamanten a sus hijos de forma exclusiva durante 6 meses, continuando con la adición de alimentos complementarios durante al menos los 2 primeros años de vida.
Estas organizaciones consideran que la lactancia materna es un imperativo de salud pública con muchos resultados de salud mejorados a corto y largo plazo, tanto para la madre como para el niño, incluyendo reducciones significativas en la mortalidad infantil por todas las causas y protección específica contra el síndrome de muerte súbita del lactante y la enterocolitis necrotizante en lactantes prematuros.
A pesar de estas recomendaciones, las tasas de inicio, exclusividad y continuación de la lactancia materna en Estados Unidos no alcanzan los objetivos fijados, especialmente en determinadas poblaciones raciales y étnicas, y en algunas regiones geográficas.
«Aunque la lactancia materna está ampliamente recomendada, hay quien todavía la considera de menor importancia. Esperamos que nuestros hallazgos cambien la narrativa. La leche humana está repleta de moléculas protectoras, y la lactancia materna ofrece una protección significativa», ha declarado la La coinvestigadora y doctora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, Ardythe Morrow.
Abordar las disparidades en la lactancia materna puede mejorar la salud de las madres y sus bebés y ayudar a reducir los resultados adversos. Aunque la mayoría de los estados abogan por actividades de promoción, protección y apoyo a la lactancia materna, hasta ahora no se había realizado un análisis de la asociación entre lactancia materna y mortalidad infantil a nivel estatal y regional. Con este fin, los investigadores realizaron un análisis regional y por estados.
«Descubrimos que el efecto era evidente en todo EEUU, pero con variaciones regionales, que oscilaban entre el 44 por ciento en el noreste y el Atlántico medio, donde el inicio de la lactancia materna es el más alto, y el 21 por ciento en el sureste, donde el inicio de la lactancia materna es el más bajo», ha manifestado la coinvestigadora y doctora del Departamento de Bioestadística, Epidemiología e Informática de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, Aimin Chen.
«Aunque existen variaciones regionales y estatales en la magnitud de la asociación entre lactancia materna y mortalidad infantil, hubo una notable consistencia en la reducción del riesgo. Junto con la literatura existente, nuestros datos sugieren que la promoción y el apoyo a la lactancia materna pueden ser una estrategia eficaz para ayudar a reducir la mortalidad infantil en EEUU», ha finalizado Chen.