La inversión en I+D, capital humano, capacidades digitales y marca, claves para el crecimiento, según McKinsey
De los analizados, EEUU y diez países europeos, España es el que menos invierte en activos intangibles
La inversión en activos intangibles como la investigación y desarrollo, el capital humano, la propiedad intelectual y valores de marca, además de la tecnología y las capacidades analíticas, son «claves» para impulsar la nueva ola de productividad y crecimiento, según el análisis de McKinsey Global Institute Convertir los intangibles en tangibles: El futuro para el crecimiento y la productividad .
El estudio, llevado a cabo en países como Suecia, Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Austria, Francia, España, Finlandia, Alemania, Italia y Estados Unidos, revela que el 10% de las compañías que más crecen invierten 2,6 veces más en activos intangibles que el 50% de las empresas que se encuentran por debajo.
A nivel sectorial, las industrias que han invertido más del 12 por ciento de su valor agregado bruto en activos intangibles han logrado un crecimiento un 28% mayor que otros sectores. De acuerdo al mismo análisis de la consultora, la relación es más acusada en los servicios intensivos en conocimiento, como los servicios financieros, y en los sectores relacionados con la innovación, como las telecomunicaciones, los medios de comunicación y la tecnología. Por países, las economías que experimentan un crecimiento de la inversión intangible también registran un crecimiento de la productividad del factor total.
Sven Smit, socio senior de McKinsey y copresidente del MGI, ha incidido en que los intangibles suelen considerarse «una categoría de inversión algo esotérica, pero estos activos están transformando las economías».
«Tradicionalmente, la mayoría de las empresas han pensado que los intangibles más relevantes son la propiedad intelectual y el software, pero también deberían incluir el capital humano y las capacidades digitales y analíticas, organizativas y de gestión que están sustentando la expansión de la economía del conocimiento, ha subrayado Smit, que ha animado a adoptar ese punto de vista para obtener «una imagen más completa de todo el poder de los intangibles para impulsar el crecimiento».
ESPAÑA, POR DETRÁS DE OTROS EUROPEOS
Según el mismo análisis, España es el país que menos invierte en activos intangibles con respecto a los países evaluados, con una inversión media de 5,9% de su valor agregado bruto frente 9,2% de inversión media realizada en todos los países analizados entre 1995 y 2019.
Así, en innovación España invierte un 2,2% de su valor agregado bruto frente a 3,7% de media de todos los países y frente al 5,8% de Suecia, el país que lidera la inversión en investigación y desarrollo.
En términos de inversión en capital humano y relacional, España invierte menos de la mitad que la media registrada de todos los países (1,3% y 2,8% del valor agregado bruto, respectivamente).
Con respecto a inversión en capital digital y capacidades analíticas, España anota un 1,3% de inversión de su valor agregado bruto frente a la media que se sitúa en 1,7%. Por último, en términos de propiedad intelectual y valor de marca, España se sitúa por delante de Alemania y Francia, y cuenta con una inversión de 0,8% de valor agregado bruto, muy próxima a la media, que se sitúa en 1%.
En este sentido, el presidente de McKinsey en España, Alejandro Beltrán, ha apuntado que a medida que las economías se recuperan de la pandemia, «una ola de inversión en activos intangibles podría impulsar la productividad y liberar más potencial de crecimiento económico en los países».
A su juicio, la clave será no solo aumentar las inversiones en intangibles, sino garantizar que estas se desplieguen eficazmente. «Está en juego un enorme valor, ya que adicionalmente existen sinergias entre los diferentes intangibles. Así, una mayor inversión en capital humano puede repercutir en un mayor retorno de inversión en capital digital y analítico. La inversión en ambos aceleraría aún más la productividad», ha añadido.