La industria requiere «de tiempo y de una política europea» para acompañar su transición, según un estudio

La transición energética de la industria requiere «de tiempo y una política industrial europea» que acompañe e incentive la formación de un Mercado Único neutro en emisiones, capaz de fomentar la competitividad tecnológica, según el informe Perspectivas para la transformación industrial hacia una economía verde , elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI-ITT) de la Universidad Pontificia Comillas y editado por Fundación Naturgy.

El estudio argumenta que el sector industrial se enfrenta a unos retos de descarbonización que no son comparables con los de otros sectores de la economía, ya que los esfuerzos y tecnologías necesarias para conseguirlo pueden variar significativamente entre una actividad y otra, debido a los diferentes procesos de producción.

Así, con una contribución del 12,3% al valor añadido del país, la industria es uno de los sectores clave para la economía española, pero «también uno de los mayores emisores de gases de efectos invernadero».

En concreto, su huella de carbono se sitúa actualmente sobre el 24,1% de todas las emisiones directas del país, pese a que ha logrado reducir su intensidad energética en un 25% desde el año 2000 y, por lo tanto, también las emisiones directas. Por ello, el sector industrial tiene un largo recorrido hacia la neutralidad climática con importantes desafíos tecnológicos.

El profesor del ICAI-IIT de la Universidad Pontificia Comillas, Pedro Linares consideró que las tres cosas «más difíciles de solucionar son la provisión de energía térmica a muy alta temperatura, las emisiones de proceso, las emisiones de gases de efecto invernadero que no tienen nada que ver con la energía que utilizas; y la gran diversidad que hay en cuanto te sales de los grandes sectores intensivos.

Para Timo Gerres, docente e investigador invitado del ICAI-IIT de la Universidad Pontificia Comillas, el estudio subraya «la necesidad de contar con un marco normativo y una política industrial que, por una parte, evite la deslocalización y la fuga de carbono, y por otra, incentive a las empresas del sector a invertir en procesos de bajas emisiones que puedan operar a escala comercial en los próximos años».

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