La industria farmacéutica se reivindica como «sector clave» para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible
La patronal de la industria farmacéutica en España, Farmaindustria, se ha reivindicado como «uno de los sectores clave a escala global» a la hora de lograr en el año 2030 el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya que «trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y fomenta un modelo económico basado en el empleo cualificado, la investigación, el desarrollo y la innovación».
En Salud y Bienestar, que constituye el Objetivo 3 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la industria farmacéutica asegura que «juega un papel protagonista». «Casi la totalidad de los medicamentos disponibles son producto de su I+D y la introducción de nuevos medicamentos es responsable del 73 por ciento de la prolongación de la esperanza de vida lograda en las últimas décadas. Entre 2000 y 2009, se logró ganar 1,74 años de esperanza de vida en los países integrados en la OCDE, de los cuales 1,27 años son una consecuencia directa de la innovación farmacéutica», argumentan.
Por otra parte, defienden que la actividad del sector farmacéutico ha hecho posible progresos «antes impensables» en el abordaje de las enfermedades más graves y prevalentes, logrando en algunos casos la curación, como ha ocurrido con la hepatitis C, y en otros el control de los síntomas y la conversión de patologías que «eran mortales en dolencias crónicas cuyos pacientes tienen una esperanza de vida que, con frecuencia, se puede equiparar a la de la población general, como es el caso del sida».
En cuanto a la meta de lograr la cobertura sanitaria universal para 2030, y en particular el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos (punto 3.8), la industria farmacéutica afirma que «lleva tiempo ya firmemente comprometida». «Para el sector, las claves de cara a conseguir este objetivo pasan por fortalecer la atención primaria, investigar más y mejor en salud y mejorar el acceso a los tratamientos», explica la patronal.
Por otra parte, sostienen que también tienen un papel en la igualdad de género (punto 5.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), pues el sector de la industria farmacéutica «figura a la cabeza del tejido productivo y está plenamente comprometida». «Presenta uno de los índices más altos de presencia femenina en puestos directivos y la menor brecha salarial del conjunto de la economía española», recuerda Farmaindustria.
En este punto, señalan que los comités de dirección de las compañías farmacéuticas en España cuentan con un 41,3 por ciento de mujeres, es decir, 3,4 veces más que la media de las grandes empresas del IBEX-35, que es del 12,1 por ciento. Además, el 21,5 por ciento de los primeros ejecutivos en el ámbito de la industria farmacéutica innovadora son mujeres, 3,7 veces más que en las empresas del IBEX-35, donde el porcentaje es del 5,9 por ciento.
Con respecto a otro de los aspectos clave del Objetivo 8, el trabajo decente , Farmaindustria apunta que un 94,2 por ciento de sus empleos son indefinidos, un 62,4 por ciento son titulados universitarios y solo el 1,5 por ciento de los empleados indefinidos trabaja a tiempo parcial. Junto a esto, apuntan que, frente a las elevadas tasas de desempleo que afectan en España a los jóvenes, en la industria farmacéutica el colectivo de menores de 30 años ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos años (12,5% más en 2017), de forma que más de uno de cada cuatro nuevos contratos (27,8%) corresponde a jóvenes.
Por último, y entre otros argumentos, la patronal de la industria farmacéutica también insiste en que el sector apuesta por lograr un consumo y producción sostenible, con ejemplos como el sistema Sigre, una entidad sin ánimo de lucro cuya actividad se centra en el reciclaje y tratamiento medioambiental de envases y residuos de medicamentos. En el el Objetivo 9, que se centra también en la vertiente económica y productiva, Farmaindustria destaca «la importancia de las infraestructuras de calidad, la contribución de la industria al empleo de calidad (reflejado ya en el punto anterior), el aumento de la investigación científica y la mejora de la capacidad tecnológica».