La Guardia Civil libera más de 260 kilos de pulpos vivos en nasas ilegales de un furtivo en Santoña
La Guardia Civil ha liberado 265 kilos de pulpos atrapados en nasas ilegales de un pesquero furtivo en la costa de Santoña, en el marco de la Operación Santolagarro.
Los efectivos fueron conocedores de la captura ilegal de pulpo en la bahía de Santoña y Laredo a través de la colaboración de los ciudadanos a lo largo del verano, ha explicado el Cuerpo en nota de prensa.
Según la información de los vecinos, había embarcaciones de artes menores, con puerto base en Santoña y Laredo, que mediante «líneas de tubos ilegales» –que realizan el mismo efecto que una nasa, en la que el pulpo se cobija a una profundidad de entre los 25 y 40 metros — marisqueaban en horario nocturno, estando prohibida este tipo de pesca desde las 18.00 horas en Cantabria.
Los agentes establecieron dispositivos de vigilancia y control, y descubrieron el modus operandi de los tripulantes, quienes, utilizando la nocturnidad, «alababan» líneas de tubos para posteriormente recoger las capturas y volver a dejar las líneas caladas en el fondo, que nunca eran transportadas sobre el pesquero ni trasladadas al puerto, por lo que su detección era «extraordinariamente difícil», y destinaban lo capturado a restaurantes, particulares y amigos.
La Guardia Civil estableció un operativo de seguimiento sobre el pesquero sospechoso, que fue detectado en horario de medianoche realizando la pesca ilegal en el momento que izaba una línea de tubos, sorprendiendo a los tripulantes del pesquero al realizar el alzado y captura de los ejemplares de pulpo.
Una vez a bordo de la embarcación, se realizó la inspección de la misma y se detectó en la cubierta alrededor de una veintena de «tubos pulperas» y más de una docena de octópodos de diferentes tamaños.
Los agentes ordenaron a patrón del barco que prosiguiese levantando la línea, a fin de retirar el aparejo y limitar el efecto lesivo a la especie, y posteriormente que arrojase por la borda todos los ejemplares vivos capturados antes de que muriesen.
En dicha inspección comprobaron que los pescadores, para agilizar la extracción del pulpo de los tubos, derramaban por la pieza una disolución de amoniaco, que resulta «nocivo» para el animal.
Los octópodos se quedaban atrapados en esos tubos ilegales –que no estaban fabricadas como establece la normativa– sino que eran de material policroruro de vinilo (PVC) de cañería o similar, y utilizaban utensilios que están prohibidos en Cantabria.
Según ha advertido la Guardia Civil, el problema que está generando este arte ilegal de pesca es que cada vez hay menos ejemplares y se extraen de tamaños más pequeños.
Así, durante una semana, mediante instrumentos instalados en los patrulleros Río Nervión y Río Guadalorce, se localizaron y rescataron del fondo del lecho de la bahía un total de 567 tubos, además de devolver al mar con vida unos 265 kilos de pulpo.
En total, tres infractores se enfrentan a sendas denuncias graves en materia de pesca por marisquear en aguas interiores en horarios no permitidos, por el volumen de las capturas halladas y por la pesca con arte prohibido no habilitado en el Cantábrico, con multas de 601 a 60.000 euros cada una de ellas.
Además, el patrón de la embarcación y uno de los tripulantes, familiar de éste, se enfrentan a otras infracciones graves, el primero por no tener enrolado a un tripulante y al segundo por estar faenando sin estar enrolado para los efectos, con multas de hasta 120.000 euros.
La operación Santolagarro ha sido llevada a cabo por agentes del Seprona, Geas, Pafifi s, Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil de Bizkaia y Cantabria, y actualmente continúan las investigaciones.