La Fundación Botín vende Villa Iris y la sala de exposiciones e invierte 19 millones en 2017

(Aención abonados, esta información corrige a la anterior sobre el mismo tema por un error en la dirección de la sala de exposiciones. Ya corregida la información queda como sigue)

La Fundación Botín ha vendido el edificio Villa Iris y la sala de exposiciones de la calle Marcelino Sanz de Sautuola, espacio que «no tenía sentido» tras la apertura del Centro Botín en 2017, ejercicio en el que la entidad invirtió un total de 19,5 millones de euros.

De esa cuantía, cerca de 3,5 millones se destinaron a sufragar la construcción del edificio proyectado por Renzo Piano, inaugurado por los Reyes en junio, y el resto a los programas y actividades que desarrolla la Fundación, que han visto mejorado sus resultados e impacto social.

Si se descuenta el montante del Centro Botín, el presupuesto de la institución creció un 20%, un aumento «muy importante» en un año marcado por dicha inauguración, que supuso «el hito más importante de la historia» de la Fundación, según ha destacado este viernes su director general, Iñigo Sáenz de Miera, durante la presentación de la Memoria de 2017.

Acompañado de los responsables de cada área de trabajo de la entidad, ha declinado desvelar, a preguntas de los periodistas, la cuantía de la venta de Villa Iris y la sala de muestras debido a un «acuerdo de confidencialidad».

De esta última, ha indicado que se ha visto «vaciada en buena medida» por la apertura del Centro Botín, y ha señalado además que el taller de Artes Plásticas -que este año impartirá Cristina Iglesias- se desarrollará en la sede de la entidad en Pedrueca.

Lo que sí ha precisado Sáenz de Miera es que el dinero logrado con la operación se ha destinado en el desarrollo del programa de actividades de la Fundación Botín, y aunque todo «sale del mismo sitio» y va a «un mismo saco», fundamentalmente se ha reservado para el área artística del Centro Botín, que requiere una inversión «muy importante», para mantener así e incrementar la colección.

Tampoco ha querido concretar el director de la institución la cifra total de construcción del Centro Botín tras aportar, el año pasado, cerca de 3,5 millones más al proyecto, cuyo presupuesto inicial se situó en el entorno de los 80 millones de euros.

Trece meses después de su apertura es «imposible» determinar si ha sido un éxito o si ha logrado sus objetivos, algo que no se sabrá hasta dentro de cinco, diez o incluso quince años, ha señalado Sáenz de Miera, para remarcar que los fines marcados son «a muy largo plazo», toda vez que la idea es que contribuir al desarrollo creativo y generar riqueza en Cantabria.

Es decir, se pretende fomentar la idea de que el arte esté «al servicio de las personas», algo que «se tardará mucho en conseguir», ha agregado el directivo, que se ha mostrado satisfecho por la respuesta de la sociedad en el primer año de andadura de esta infraestructura cultural y turística.

Según datos de la Memoria de 2017, más de un millón de personas visitó el edificio que sobrevuela la Bahía de Santander, que se ha convertido en «una referencia cotidiana y un lugar para el encuentro». De ellas, 151.500 accedieron a sus exposiciones -como las inaugurales de Carsten Höller y los dibujos de Goya, o la retrospectiva de Julie Mehretu- o participaron en las actividades programadas.

Si se suma lo que va de 2018, en el que se han incorporado obras de la colección de arte de Jaime Botín y se exhibe el proceso creativo de Miró, por las salas expositivas han pasado más de 204.000 personas, y las actividades culturales y formativas suman casi 23.000 participantes.

Así, confiando en que no tarde «demasiado» en llegar «el mejor año» del Centro Botín, el primero ha sido más que de «supervivencia», según ha afirmado Sáenz de Miera y ha corroborado después Fátima Sánchez, directora ejecutiva del mismo. En este sentido, ha valorado la adopción de decisiones para mejorar la experiencia del visitante y su creatividad.

RESTO DE PROGRAMAS Y ACTIVIDADES

Al margen de esta instalación, y en un «año tan especial», el resto de programas que desarrolla la Fundación Botín -que nació hace 54 años- han seguido creciendo si se atiende a su impacto y trascendencia, en ámbitos como la educación, ciencia o desarrollo rural.

Por ejemplo, 125.000 alumnos de toda España se beneficiaron en 2017 del programa Educación Responsable, creado en 2006 para mejorar la calidad educativa con la introducción de la inteligencia emocional, social y de desarrollo de la creatividad en las aulas.

Nació como una experiencia piloto con la participación de tres colegios, y en la actualidad suma más de 250, tras un ejercicio en el que se afianzó la internacionalización del programa, al incorporarse doce nuevos centros en Uruguay y cuatro en Chile.

En el ámbito científico, la Fundación Botín mantiene desde hace más de una década su compromiso firme con la transferencia tecnológica para lograr que los resultados de la investigación científica española lleguen a la sociedad.

Por eso, en 2017 se apostó por un sistema de trabajo colaborativo que ha permitido consolidar un nuevo modelo de impact-investment multiplicando la eficiencia de los recursos invertidos por la Fundación en proyectos científicos.

Se trata del programa Mind the Gap , para el fomento del emprendimiento biotecnológico, y que el año pasado contó con el apoyo de cuatro grupos inversores privados. En total, movilizaron 3 millones para financiar seis proyectos de I+D+i.

Al cierre del ejercicio, cinco compañías facturaron 1,2 millones y captaron 1,3 de capital privado, manteniendo 48 puestos de trabajo. La iniciativa acaba de entrar en dos nuevas startups -Innitius y EpiDisease- con el compromiso de invertir 844.000 euros en los próximos dos años.

En el apartado social destaca el programa Talento Solidario, por su carácter innovador y su apuesta decidida por la colaboración, gracias a lo cual ha logrado llegaron un 30% más lejos de la mano de otras instituciones.

Precisamente estos dos procesos, innovación y colaboración -que es «la nueva forma de innovar»- ha permitido que la inversión de la Fundación Botín haya tenido más impacto, es decir, una mayor eficiencia social, según ha resaltado su director general.

Del mencionado programa, Sáenz de Miera ha recordado que su objetivo es impulsar y dinamizar la profesionalización del sector no lucrativo en España, para lo que se ha creado una red integrada por 230 organizaciones sociales que innovan, colaboran entre sí y buscan la máxima eficiencia social.

Otro ejemplo de colaboración en red es el programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina, que se prepara para celebrar su décimo aniversario con un encuentro de becarios en 2019.

Finalmente, en el ámbito rural, destaca el programa de desarrollo en el Valle del Nansa y Peñarrubia. En este punto, el responsable de la institución ha destacado la colaboración del Gobierno de Cantabria a través de la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación para extender esta iniciativa a Valderredible, de la mano también del Ayuntamiento del municipio.

A lo largo del pasado año, casi 1.300 personas han participado en las 60 actividades de dinamización sociocultural organizadas por el programa, mientras que 23 iniciativas empresariales se presentaron dentro de Nansaemprende.

Desde su nacimiento en 2011, esta iniciativa ha respaldado a cerca de 200 emprendedores y ha contribuido a la puesta en marcha de más de 30 acciones en zonas rurales, logrando generar riqueza en la zona y comarcas cercanas.

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