La fístula obstétrica tiene una fuerte dimensión social para las mujeres por el estigma
La fístula obstétrica tiene una fuerte dimensión social en la que las mujeres sufren, además de dolor, un estigma abrumador. Por ello, la mayoría de las mujeres con esta condición están divorciadas, son expulsadas de sus familias o marginadas, como Jennifer, de 22 años, a quien no se le permite entrar en la iglesia de su comunidad ugandesa; en su lugar, se sienta fuera, en la tierra y reza.
En agosto de 2015, Jennifer dio a luz, pero su bebé no sobrevivió. Por si perder a su hijo no fuera suficientemente horrible, un parto prolongado y difícil la dejó con una fístula obstétrica. Su familia la condenó al ostracismo, y se fue a vivir con su padre. Apenas salía de casa, excepto los domingos, cuando iba a la iglesia. En octubre de 2016, fue operada con éxito en una clínica de salud gestionada por World Vision para reparar su fístula.
La fístula obstétrica es una de las consecuencias más graves de un parto obstruido y ocurre cuando la cabeza del bebé comprime los tejidos blandos, causando la muerte o necrosis de dichos tejidos por falta de riego sanguíneo. Esto provoca un agujero entre la vagina y el uréter, la vagina y el recto, o ambos, provocando una pérdida constante de orina y heces.
Se trata de un problema de salud significativo, que está prácticamente erradicado en el mundo desarrollado, donde las mujeres con dificultades en el parto son sometidas a cesáreas y a otros cuidados sanitarios adecuados. Pero no solo tiene efectos físicos, también acarrea consecuencias sociales, económicas y psicológicas adversas en las mujeres y niñas.
Debido a la escasez de recursos, muchas mujeres y niñas del mundo en desarrollo tienen que vivir con las devastadoras consecuencias de esta lesión. A menudo pierden a sus bebés en el parto y viven aisladas y avergonzadas, rechazadas por su marido, su familia y su comunidad.
Denominada enfermedad de la pobreza, la fístula obstétrica afecta a unos dos millones de mujeres del África subsahariana, Asia, Oriente Medio, América Latina y el Caribe que no reciben atención sanitaria adecuada durante el parto. La Organización Mundial de la Salud calcula que entre 50.000 y 100.000 mujeres de todo el mundo se ven afectadas cada año.
Una atención sanitaria adecuada durante la gestación y el parto puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para las madres y los bebés. La fístula obstétrica es una lesión prevenible y puede evitarse.
Además de garantizar atención obstétrica a las gestantes en materia de prevención y asegurar la atención sanitaria a las mujeres afectadas por la fístula, es fundamental continuar trabajando contra el matrimonio infantil. Según cifras de Naciones Unidas, en todo el mundo, más de 650 millones de mujeres vivas hoy en día se casaron cuando eran niñas. Cada año, al menos 12 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años. Esto supone 28 niñas cada minuto.
«Retrasar la edad del primer embarazo y el acceso a la atención obstétrica son formas de prevenir la fístula obstétrica», explica la directora de Comunicación de World Vision, Eloisa Molina. «Es importante destacar a las niñas, ya que son precisamente sus cuerpos inmaduros, que sin estar preparados para un parto, deben afrontar este proceso fisiológico padeciendo consecuencias terribles», añade.