La Fiscalía eleva a 14 y 9 años las penas para los acusados por violar a una menor en Revilla
La Fiscalía ha aumentado hasta los 14 y 9 años de prisión su petición de penas para los dos acusados de participar en la violación grupal a una menor de 16 años en las fiestas de Revilla de Camargo en 2015, al aplicar la agravante de género en el delito de agresión sexual que les imputa y por el que pedía inicialmente 13 y 7 años, respectivamente.
De esta manera, la pena de 14 años para el acusado de penetrar analmente a la víctima coincide con la que ya había solicitado la acusación particular, que, por su parte, ha modificado la pena de 10 a 9 años para el segundo (acusado de cooperador necesario), aludiendo a un error en la determinación inicial.
Así lo han puesto de manifiesto las partes en la segunda y última sesión del juicio contra los acusados, de nacionalidad marroquí, celebrado en la Audiencia Provincial de Cantabria, y en el que se ha juzgado a dos de los tres hombres que habrían participado en la violación, ya que el tercero no está identificado.
Durante las conclusiones, la fiscal ha considerado que «no hay ninguna duda de que la agresión sexual ocurrió», mencionando los signos de violencia que mostraba la víctima en brazos y piernas, así como las muestras de semen encontradas en el hisopo anal que analizaron los médicos forenses, y que tenía una «coincidencia altísima» con el principal acusado, según explicaron durante su intervención.
«No se lo inventó», ha dicho la representante del Ministerio Público, quién ha opinado que el acusado de violar a la joven «no fue lo suficientemente listo y se lo contó con detalles a su compañero de celda» incluyendo al segundo acusado en el relato. Además ha apuntado que la víctima, que recibió atención psicológica, «en ningún caso ha negado hechos que podrían perjudicarla», como el consumo de alcohol, porros, o los insultos con los que respondió a los agresores.
La letrada de la acusación particular ha subrayado que la chica «reconoció a los agresores después de los hechos, y durante los reconocimientos señaló que eran marroquíes», y ha destacado que la prueba de ADN no deja lugar a dudas.
Sin embargo, los abogados defensores creen que los argumentos de la acusación tienen «multitud de contradicciones» y no están de acuerdo con las penas.
Uno de ellos considera que las lesiones en los brazos son compatibles con las sujeciones que llevó a cabo la Guardia Civil al tratar de calmar a la víctima, y que, aunque «no se niega que hubiese una violación», no hay pruebas de que su cliente estuviese implicado (el acusado de cooperador necesario).
Mientras, el otro letrado opina que el preso que colaboró con el jefe del servicio penitenciario es «un mentiroso» y que «todo es inventado» porque su compañero de celda no quiso casarse con él para conseguir los papeles.
TESTIGOS
La jornada de este martes ha contado con el testimonio del padre de la chica, quien ha indicado que «mucha gente» le dijo que los acusados, a quiénes ha insultado en varias ocasiones durante su intervención, eran de una casa de acogida de menores de Maliaño, aunque él hizo «caso omiso hasta que no se averiguase». «Y ahora ya les tengo aquí detrás a estos dos mierdas», ha manifestado en tono amenazante.
También ha señalado que el día que ocurrieron los hechos recibió una llamada de Comisaría para acudir a recoger a su hija, que «estaba muy alterada».
Por su parte, una antigua amiga de la hermana de la presunta víctima ha declarado que el día de las fiestas de Revilla fue al baño y al volver se encontró a la menor «tirada en el suelo y llorando» y le dijo que la habían violado «extranjeros, marroquíes», por lo que fueron «directas a decírselo a la Policía».
Al respecto, la defensa de uno de los acusados ha matizado que cuando esta chica declaró ante la Guardia Civil el 16 de julio de 2015, indicó que la presunta víctima le dijo que los hombres que la habían agredido eran «negros» y no marroquíes, algo que ha dicho no recordar porque han pasado «más de seis años».
También han testificado varios agentes de la Guardia Civil, uno de ellos la mujer que tomó declaración a la menor el día de la presunta violación, quien ha asegurado que la chica estaba «muy alterada» pero respondía «perfectamente» a las preguntas.
Esta agente también estuvo en uno de los reconocimientos fotográficos, donde la supuesta víctima, junto a su hermana, reconoció al principal sospechoso, pero no al segundo, porque, a juicio de la declarante «se le mostró una foto actual» de 2021, y no de 2015.
A su vez, el jefe del servicio del Centro Penitenciario De Mansilla De Las Mulas, en León, donde se encontraba el principal acusado y su compañero de celda (quien le delató tras oír su historia), ha asegurado que mantuvo varias reuniones con este último en las que le contó lo que le había dicho el procesado, porque «no le gustaban los violadores ni los asesinos».
Por otro lado, una trabajadora social ha admitido que ambos presos acudieron a ella con el objetivo de «obtener información para contraer matrimonio» y así conseguir los papeles, algo que el preso que colaboró con el jefe del servicio negó ayer.
En la última parte del juicio, ambos imputados volvieron a defender su inocencia: «No lo he hecho, nunca le he hecho nada a una mujer», «No es justo que vaya a la cárcel y mis hijos se críen solos» ha expresado el acusado de cooperar en la violación. Por su parte, el que presuntamente penetró a la chica ha opinado que «no es justo» que esté en prisión porque «jamás» ha tocado a la chica.