La exposición a guerras y hambrunas aumenta el riesgo y acelera la aparición de enfermedades cardiometabólicas

La exposición a guerras y hambrunas aumenta el riesgo y acelera la aparición de enfermedades cardiometabólicas, según han evidenciado un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en dos estudios internacionales publicados en Population and Development Review y Social Science & Medicine .

«Tradicionalmente, había evidencias de que el útero era el periodo crítico de vulnerabilidad. Estos estudios muestran que el periodo del útero es el más crítico; pero también que en las edades de niñez existen vulnerabilidades al desarrollo que pueden ser permanentemente alteradas por una exposición extrema como la guerra o la hambruna», ha explicado el investigador del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC, Daniel Ramírez.

Los investigadores analizaron dos muestras de 19.181 y 123.789 personas para estudiar la salud de los supervivientes europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial y la hambruna holandesa de 1944 (Hongerwinter), comprobando que la exposición a eventos extremos (especialmente durante la gestación o la primera infancia) está asociada a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, colesterol alto e hipertensión de forma persistente a lo largo de la vida.

«El objetivo último de estas investigaciones es enseñar que esas etapas de la vida son muy vulnerables. Y de la misma manera, que son vulnerables a alteraciones permanentes del desarrollo que desembocan en enfermedades crónicas, son también vulnerables a su prevención» ha detallado el científico, que alude a la necesidad de políticas públicas preventivas que retrasen la aparición y disminuyan la frecuencia de estas enfermedades.

Por otra parte, se trata de los primeros estudios en proporcionar evidencias de una presuposición planteada en investigaciones anteriores: la presencia de diferencias en vulnerabilidad por género. Los investigadores han demostrado que los fetos masculinos los muestran mayor vulnerabilidad en el útero que los femeninos.

En este sentido, los resultados de los estudios prueban que la exposición a la guerra acelera la aparición de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol alto y diabetes, las cuales se desarrollaran una media de 2,2 años antes en las personas expuestas. Además, su efecto sobre la salud varía en función del momento de la exposición (siendo especialmente crítico el periodo en el útero y los dos primeros años de vida).

Por ejemplo, si la malnutrición se da durante la gestación, sus consecuencias son de naturaleza principalmente biológica (enfermedades cardiometabólicas, problemas musculares y óseos, deterioro de las capacidades auditivas o visuales). Sin embargo, si se produce a una edad más avanzada (infancia o adolescencia), se perciben impactos socioeconómicos más negativos (menor coeficiente intelectual o rendimiento académico).

Los investigadores también analizaron las diferencias de género y descubrieron que los hombres expuestos a la malnutrición en el útero muestran consecuencias negativas más fuertes en una gama más amplia de condiciones de salud que sus compañeras. Esta diferencia también se percibe en el nivel socioeconómico, presentando, los hombres, reducciones sustancialmente mayores en los logros educativos resultantes de la exposición a la hambruna.

Los estudios, desarrollados en el marco del proyecto ERC Advanced Grant ECHO , liderado por el investigador del IEGD del CSIC, Alberto Palloni, sugieren que el impacto de estos eventos en los trastornos cardiometabólicos es probablemente directo. Esto quiere decir que se producen a través de procesos biológicos latentes más que a través de las dificultades sufridas en la infancia, el retraso en los logros socioeconómicos, o los comportamientos poco saludables en la edad adulta (tabaquismo y consumo de alcohol).

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La exposición a guerras y hambrunas aumenta el riesgo y acelera la aparición de enfermedades cardiometabólicas

La exposición a guerras y hambrunas aumenta el riesgo y acelera la aparición de enfermedades cardiometabólicas, según han evidenciado un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en dos estudios internacionales publicados en Population and Development Review y Social Science & Medicine .

«Tradicionalmente, había evidencias de que el útero era el periodo crítico de vulnerabilidad. Estos estudios muestran que el periodo del útero es el más crítico; pero también que en las edades de niñez existen vulnerabilidades al desarrollo que pueden ser permanentemente alteradas por una exposición extrema como la guerra o la hambruna», ha explicado el investigador del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC, Daniel Ramírez.

Los investigadores analizaron dos muestras de 19.181 y 123.789 personas para estudiar la salud de los supervivientes europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial y la hambruna holandesa de 1944 (Hongerwinter), comprobando que la exposición a eventos extremos (especialmente durante la gestación o la primera infancia) está asociada a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, colesterol alto e hipertensión de forma persistente a lo largo de la vida.

«El objetivo último de estas investigaciones es enseñar que esas etapas de la vida son muy vulnerables. Y de la misma manera, que son vulnerables a alteraciones permanentes del desarrollo que desembocan en enfermedades crónicas, son también vulnerables a su prevención» ha detallado el científico, que alude a la necesidad de políticas públicas preventivas que retrasen la aparición y disminuyan la frecuencia de estas enfermedades.

Por otra parte, se trata de los primeros estudios en proporcionar evidencias de una presuposición planteada en investigaciones anteriores: la presencia de diferencias en vulnerabilidad por género. Los investigadores han demostrado que los fetos masculinos los muestran mayor vulnerabilidad en el útero que los femeninos.

En este sentido, los resultados de los estudios prueban que la exposición a la guerra acelera la aparición de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol alto y diabetes, las cuales se desarrollaran una media de 2,2 años antes en las personas expuestas. Además, su efecto sobre la salud varía en función del momento de la exposición (siendo especialmente crítico el periodo en el útero y los dos primeros años de vida).

Por ejemplo, si la malnutrición se da durante la gestación, sus consecuencias son de naturaleza principalmente biológica (enfermedades cardiometabólicas, problemas musculares y óseos, deterioro de las capacidades auditivas o visuales). Sin embargo, si se produce a una edad más avanzada (infancia o adolescencia), se perciben impactos socioeconómicos más negativos (menor coeficiente intelectual o rendimiento académico).

Los investigadores también analizaron las diferencias de género y descubrieron que los hombres expuestos a la malnutrición en el útero muestran consecuencias negativas más fuertes en una gama más amplia de condiciones de salud que sus compañeras. Esta diferencia también se percibe en el nivel socioeconómico, presentando, los hombres, reducciones sustancialmente mayores en los logros educativos resultantes de la exposición a la hambruna.

Los estudios, desarrollados en el marco del proyecto ERC Advanced Grant ECHO , liderado por el investigador del IEGD del CSIC, Alberto Palloni, sugieren que el impacto de estos eventos en los trastornos cardiometabólicos es probablemente directo. Esto quiere decir que se producen a través de procesos biológicos latentes más que a través de las dificultades sufridas en la infancia, el retraso en los logros socioeconómicos, o los comportamientos poco saludables en la edad adulta (tabaquismo y consumo de alcohol).

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