La elección de la Mesa del Congreso, el 17 de agosto, primer test de los pactos para una investidura de Sánchez
La elección de la Mesa del Congreso, que tendrá lugar en la sesión constitutiva fijada para el 17 de agosto, será el primer test de los pactos con los partidos nacionalistas e independentistas a los que tendrá que llegar el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, para ser investido de nuevo y continuar en La Moncloa.
La vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, ya ha avanzado este martes que los socialistas aspiran a retener la Presidencia del Congreso, un puesto que ocupa la catalana Meritxell Batet desde abril de 2019.
Las votaciones que tienen lugar en la sesión constitutiva del nuevo Congreso para la elección de los nueve miembros de la Mesa son secretas –es decir, se realizan con papeleta y urna– y la primera es la elección de la Presidencia.
La logrará la persona que obtenga el voto de la mayoría absoluta. Si en la primera vuelta no hay aspirante que logre esos 176 votos, se repetirá la votación entre los dos con más apoyos y se hará con el puesto quien obtenga más papeletas (mayoría simple).
MAYORÍA ABSOLUTA EN PRIMERA VOTACIÓN
Para garantizarse conservar el puesto de tercera autoridad del Estado, el PSOE tendrá que sellar pactos, además de con Sumar, con otras formaciones de las que han venido apoyando al Gobierno de coalición y a las que podría ofrecer a cambio algún puesto en la Mesa.
La elección del o la aspirante socialista en la primera votación necesitaría del concurso de PSOE (122) y Sumar (31) y al menos el de ERC (7), Junts (7), EH Bildu (6) y PNV (5). Todos ellos suman 178 diputados, dos más de los 176 requeridos para este trámite.
Lo previsible es que el PP, como partido mayoritario, también aspire a presidir la Cámara. De hecho, ya lo intentó en 2019, siendo segunda fuerza, presentado para el puesto a Ana Pastor. Para asegurarse la elección tendrá que contar con Vox.
Ambos suman 169 diputados que pueden llegar a 170 con el respaldo del que tiene Unión del Pueblo Navarro, o incluso a 171 si convencen a la de Coalición Canaria, con lo que, en principio, parece imposible que pueda lograrlo en primera vuelta.
Y LA SEGUNDA CON MAYORÍA SIMPLE
La única opción quizá sería intentar algún acuerdo con el PNV, aunque hoy por hoy, no parece factible, puesto que los nacionalistas vascos ya han dejado claro, en palabras de su portavoz, Aitor Esteban, que ellos con Vox, «nada de nada».
Si hay que ir a una segunda votación, al PSOE le haría falta el apoyo de Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG (reúnen 172) y le bastaría con el voto en blanco de los siete diputados de Junts. Superarían en un voto a los 171 de PP, Vox, UPN y, en el mejor de los casos, Coalición Canaria.
Tras la elección de la Presidencia hay que designar en una primera votación a los cuatro vicepresidentes y después a cuatro secretarios, resultados elegidos los que más papeletas obtengan en cada una de las tandas.
Alguno de esos puestos son los que el PSOE puede ceder a algún socio, incluido Sumar, a cambio de su apoyo para la Presidencia. De la misma manera que para votar juntos en todas estas votaciones, el PP tendrá que repartirse asientos con Vox.
Es decir, cada bloque deberá repartir los votos con los que cuente en total para intentar amarrar los puestos que deseen. Por ejemplo, de las 172 papeletas que podría reunir el gobierno de coalición y sus socios se podrían destinar 100 para asegurar una vicepresidencia o una secretaria y el resto para otro de estos puestos.