La economía de Latinoamérica y el Caribe desacelerará su ritmo de crecimiento al 2,1% en 2022, según Cepal
El informe prevé que la inflación persista en niveles altos durante parte de 2022
América Latina y el Caribe desacelerarán su ritmo de crecimiento económico en 2022 al 2,1%, después de haber observado un crecimiento del 6,2% promedio el año pasado, según nuevas proyecciones entregadas hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas en su balance preliminar de las economías latinoamericanas en 2022.
Entre los principales mensajes del informe se mantiene la profunda incertidumbre y la profundización de las asimetrías entre países desarrollados y en vías de desarrollo.
Las economías emergentes no retomarán las trayectorias de crecimiento a niveles prepandémicos hasta 2025, en contraste con las economías avanzadas, que recuperarían los niveles prepandemia este año.
En 2021, 11 países de América Latina y el Caribe lograron recuperar los niveles de PIB previos a la crisis. En 2022 se agregarían otros tres, con lo que se alcanzaría un total de 14 países creciendo a niveles prepandemia de los 33 que conforman la región.
La Cepal atisba para este año un panorama de menor crecimiento y comercio global, así como un contexto externo menos favorable, menor espacio fiscal, presiones inflacionistas y episodios de volatilidad cambiaria. A todo ello se añade un clima de baja inversión y productividad.
En este escenario, para el organismo de Naciones Unidas resulta «esencial» mantener el crecimiento a partir de políticas fiscales y monetarias.
La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha explicado que el escenario previsto requiere que el refuerzo del crecimiento «sea un elemento central de las políticas, al tiempo que se atienden las presiones inflacionarias y riesgos macrofinancieros».
El Caribe crecerá 6,1% (excluyendo Guyana), América Central crecerá 4,5%, mientras que América del Sur lo hará en 1,4%. En 2021 la región mostró un crecimiento superior al esperado, con un promedio del 6,2%, gracias a la baja base de comparación que constituyó el año 2020, la mayor movilidad y el favorable contexto externo.
En lo que respecta al empleo, en 2021 se recuperó a una menor velocidad que la actividad económica. Así, un 30% de los empleos perdidos en 2020 no se recuperaron en 2021. Además, se incrementó la desigualdad entre hombres y mujeres, lo que refleja la sobrecarga del cuidado sobre las mujeres y el menor dinamismo de sectores que concentran el empleo femenino, como los servicios.
Para 2022, la Cepal proyecta una tasa de desocupación del 11,5% para las mujeres –levemente inferior al 11,8% anotada en 2021, pero aún muy superior al 9,5% existente antes de la pandemia en 2019–, mientras que para los hombres la desocupación sería del 8% este año, casi igual a la de 2021 (8,1%), pero todavía muy por encima del 6,8% anotado en 2019.
SE ESPERA QUE LA INFLACIÓN PERSISTA EN NIVELES ALTOS
El informe analiza la situación de la inflación en la región, que se ha visto especialmente presionada por alzas en los precios de alimentos y energía. La inflación se ubicó en un 7,1% en noviembre (excluyendo a Argentina, Haití, Surinam y Venezuela) y se espera que estos niveles persistan en 2022.
Los bancos centrales anticipan que los niveles de inflación se mantendrán por encima del rango meta establecido, aunque tenderán a converger a estos hacia finales de 2022, o comienzos de 2023. El precio de la energía y de los alimentos en los mercados internacionales, así como la evolución del tipo de cambio, serán fundamentales para explicar la dinámica futura de los precios.
La Cepal subraya que la inflación es un fenómeno multicausal, por lo que las autoridades monetarias deben seguir utilizando el amplio espectro de instrumentos (monetarios, cambiarios y macroprudenciales) con los que cuenta, más allá de los tipos de interés, para enfrentar las presiones inflacionistas sin menoscabar los planes para la recuperación económica y el empleo y alcanzar un crecimiento sostenible, inclusivo e igualador.
El organismo de las Naciones Unidas también recomienda aumentar los niveles de recaudación y mejorar la estructura tributaria para dar sostenibilidad fiscal a una trayectoria creciente de demandas de gasto. Los desafíos que presenta 2022, entre ellos el menor crecimiento económico, los riesgos de mayores tipos de interés, depreciaciones cambiarias y posibles deterioros en las calificaciones crediticias soberanas, se suman el complejo manejo de la política fiscal.
Por ello la institución considera necesaria una mirada estratégica del gasto público que vincule demandas de corto plazo con inversiones de largo plazo y que contribuya al cierre de brechas sociales. Además, cree que se debe ampliar el espacio fiscal mediante la eliminación de la evasión tributaria, que se ubica en torno al 6,1% del PIB o 325.000 millones de dólares (284.361 millones de euros).
La Cepal también considera relevante consolidar el impuesto a la renta a personas físicas y corporaciones, extender el alcance de impuestos sobre el patrimonio y la propiedad, establecer impuestos a la economía digital, ambientales y relacionados con problemas de salud pública, y revisar y actualizar de forma progresiva las regalías por la explotación de recursos no renovables.
En lo que respecta al financiamiento para el desarrollo, el organismo apunta a que es clave para apoyar los espacios de política y la inversión. «Es necesario ampliar y redistribuir la liquidez desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo», apunta la Cepal, que también apuesta por fortalecer los bancos de desarrollo, reformar la arquitectura de la deuda internacional y proporcionar a los países un conjunto de instrumentos innovadores destinados a aumentar la capacidad de reembolso de la deuda y evitar el endeudamiento excesivo, entre otros.