La diversidad del microbioma oral cambia de manera significativa con la edad

La diversidad del microbioma oral cambia de manera significativa con la edad, según los resultados de un nuevo estudio publicado en la revista científica npj Biofilms and Microbiomes , desarrollado por el equipo científico de Saca la Lengua del Centro de Regulación Genómica (CRG), dirigido por el doctor Toni Gabaldón, con el apoyo de la Fundación La Caixa .

El estudio de 1.648 personas, de entre 7 y 85 años de edad, repartidas por todo el territorio español, revela la existencia de una tendencia parabólica que resulta en tres etapas distintas en la composición de microorganismos residentes en la boca. Según los autores, los adolescentes tienen un microbioma oral muy biodiverso y que varía mucho entre personas, lo que quizás esté relacionado con cambios hormonales y de hábitos durante esta fase.

Las personas de mediana edad tienen una biodiversidad más baja y además una composición más homogénea entre personas, representando una etapa de alta estabilidad. A partir de los 60 años, la biodiversidad y las diferencias entre personas aumentan de nuevo y de manera muy considerable.

Los investigadores se percataron de que la alta diversidad del microbioma oral en personas de edad avanzada era la causa del establecimiento de especies oportunistas raras, casi todas vinculadas a enfermedades orales Los autores postulan que la diferencia entre la edad media y avanzada puede deberse a diferencias en el sistema inmune, que al debilitarse con la edad hace que la cavidad bucal sea más susceptible a la colonización de especies oportunistas que serían normalmente rechazadas.

El estudio revela la existencia de una tendencia parabólica que resulta en tres etapas distintas en la composición de los microorganismos residentes en la boca. Con el objetivo de entender las características ambientales y/o de estilo de vida que influyen en el microbioma oral, los participantes del estudio rellenaron un cuestionario que examina 80 aspectos diferentes sobre el estilo de vida, la dieta, la higiene y la salud.

Los factores asociados a cambios importantes en el microbioma oral están vinculados a enfermedades crónicas como la fibrosis quística o en síndromes como el síndrome de Down, seguidos por los de estilo de vida como fumar. Cada uno de estos factores cambió el microbioma de una manera particular, resultando en una señal específica. También influyeron, aunque en menor medida, la celiaquía, la hipertensión o el uso de antibióticos.

Cada factor afecta a los microorganismos de la boca de forma particular, y resultan en una señal específica de interacciones entre microorganismos. Estos datos proporcionan un diccionario que ayuda a interpretar el lenguaje del microbioma oral de modo que, quizás algún día, la muestra de saliva sea tan rutinaria como los análisis de sangre u orina.

El impacto de las relaciones sociales y familiares también influye sobre la composición del microbioma oral. Miembros de la misma familia – por ejemplo, padres e hijos, o dos hermanos o hermanas – tienen un microbioma más parecido que entre dos personas de diferentes familias.

La asociación existe incluso entre los miembros de la misma clase escolar, un hallazgo que hace que los autores postulen que compartir el mismo entorno, aunque sea unas horas al día, puede afectar significativamente al microbioma oral.

Los resultados, que son el primer estudio de los cambios de la diversidad del microbioma oral con la edad, podrían acelerar el desarrollo de técnicas que usen la saliva para informar sobre el estado de salud de las personas.

«La salud bucal está conectada con todo el cuerpo humano. Por esta razón, la saliva contiene mucha información útil que puede proporcionar información complementaria a otras analíticas como las de sangre. Los resultados de Saca la Lengua proporcionan un diccionario que ayuda a interpretar el lenguaje del microbioma oral de tal manera que, puede que un día, la muestra de saliva sea tan rutinaria como los análisis de sangre u orina», ha dicho Gabaldón.

El estudio ha descubierto que las personas con enfermedades crónicas como la fibrosis quística o en síndromes como el síndrome de Down tienen un microbioma oral diferente y característico. Las diferencias encontradas tienen relación con problemas específicos en estas personas ya que, por ejemplo, una mayor presencia de especies asociadas a periodontitis en personas con síndrome de Down, y una mayor presencia de patógenos oportunistas de las vías respiratorias en personas con fibrosis quística.

Un mayor conocimiento del microbioma oral en estas personas allana el camino para tratamientos específicos que reduzcan estos riesgos, y que podrían consistir en pre- o probióticos específicamente diseñados con este fin.

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