La defensa de Miguel Ángel Soria niega que ejerciese de «tapón» en la auditoría de Bankia de 2011
Reconoce que la entrega de tasaciones se entregó con más retraso de lo habitual por su complejidad
SAN FERNANDO DE HENARES (MADRID), 25
El abogado defensor del exdirector de auditoría interna de Bankia, Miguel Ángel Soria, ha negado que su representado tratase de obstaculizar el trabajo de Francisco Celma en su auditoría sobre las cuentas del ejercicio 2011 ejerciendo como «tapón», para lo que ha ilustrado el interés de Soria por acelerar la entrega de tasaciones a Deloitte en una serie de correos y ha recordado que no era su función entregar toda la documentación al auditor, sino que Celma acudía directamente a las diversas áreas de la entidad.
Durante su exposición de conclusiones finales en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid), el abogado ha recordado que la primera función del auditor interno es revisar la trazabilidad de la información y asegurarse de que esta «viaja sin contaminación de una plataforma a otra».
Teniendo en cuenta que las cifras principales de las cuentas de 2011 no sufrieron cambios entre la formulación y la reformulación y que las modificaciones respondieron a una discusión sobre estimaciones y valoraciones, el letrado considera probado que Soria «no contaminó nada».
La Fiscalía pedía su absolución en su escrito inicial, pero en su calificación final le acusó de formar parte de una estrategia coordinada para obstaculizar la entrega de tasaciones al auditor externo Francisco Celma con la intención de ocultar unos supuestos deterioros, incurriendo así en un delito de falsedad contable.
El abogado de Soria ha asegurado que existía la interlocución con Celma y que su función era asegurarse de que este pudiese acceder a las áreas que debía, pero no la comprobación de la veracidad de la información que se le facilitaba.
Además, ha recalcado que el auditor externo se relacionaba directamente con las diversas áreas de la entidad. «Las tasaciones no se entregan al auditor interno y luego este al externo, la documentación económica importante se entrega directamente por las diversas áreas. Cuando hay tal nivel de complejidad, la auditoría interna tiene un control sobre el avance de la entrega de la documentación, conoce si hay o no atasco, pero Miguel Ángel Soria no puede pedir que se dediquen más recursos a avanzar, él se tiene que limitar a que haya una comunicación fluida con el auditor externo», ha explicado el abogado.
La defensa ha destacado que Soria ni siquiera tendría la oportunidad de taponar el flujo de documentación «aunque quisiera». «Es que es imposible, ocultar es muy difícil y tenemos la prueba del algodón que es la declaración de Francisco Celma, que respondió que él no esperaba a que le entregara la documentación el señor Soria. El tapón no está en Soria», ha apostillado.
En esta línea, el letrado ha argumentado que es «absurdo» pretender engañar a Deloitte para cometer un delito de falsedad contable, puesto que el retraso en la entrega de tasaciones al auditor tiene como consecuencia una salvedad por limitación al alcance, lo que normativamente motiva que la CNMV requiera a la entidad que se subsane de inmediato.
«Por tanto, es absurdo pretender engañar a Deloitte y que con ese engaño me sirva para ocultar deterioros que no existen. Aunque a efectos dialécticos existieran, que no es así, por el rol de mi patrocinado no tiene por qué conocer si existen o no deterioros, porque no es su función, y en todo caso tampoco sería útil esa conducta para el objetivo de falsear cuentas», ha asegurado.
LA ENTREGA DE DOCUMENTACIÓN, «COMO UN PARTIDO DE NADAL»
El letrado ha reconocido que Celma protestó por el retraso en la entrega de tasaciones. Según ha explicado, cuando un ejercicio cierra lo habitual es que en febrero los trabajos del auditor externo se encuentren en estado avanzado.
Sin embargo, en el caso de Bankia a esa fecha todavía faltaban muchas tasaciones, debido al contexto de complejidad y dificultad, pues la integración tecnológica de las siete cajas que conformaron el grupo BFA-Bankia no finalizó hasta 2013.
«Fue todo muy extraordinario, esto es como los partidos de Nadal: hay que acabar para ver qué pasa. Pero 18 días antes de que terminara el plazo para realizar los trabajos, estaba todo entregado», ha asegurado el abogado, quien ha sostenido que los esfuerzos para avanzar en la entrega de tasaciones dieron su fruto.
Para probar la voluntad y colaboración de Soria para que los trabajos de auditoría avanzasen con celeridad, su letrado ha utilizado un correo remitido el 13 de abril de 2012 por parte de Juan Manuel Alonso, «mano derecha» de Celma en Deloitte, a Soria, con copia al exinterventor general Sergio Durá, el propio Celma y otros.
En este email, fechado 18 días antes de que terminase le plazo para que el auditor externo finalizase su informe, el miembro de Deloitte afirma estar atendiendo a una solicitud, lo que probaría que Soria, proactivamente, preguntó a la auditoría externa qué documentación les faltaba, lo que refleja «todo lo contrario a un interés por taponar».
En el correo electrónico se adjuntó un resumen del trabajo realizado en Bankia y BFA y de la información pendiente de auditoría correspondiente a 2011. Según está registrado, Soria lo analizó y reenvió al exconsejero delegado de Bankia, Francisco Verdú Pons, manifestando su voluntad de revisar con Durá la información y trabajar sobre ella con urgencia.
Esto sucedió a las 15.18 horas de un viernes, cuando su jornada laboral ya había terminado. «No voy a pedir que se le dé una medalla al mérito al trabajo, pero de ahí a coordinar una obstaculización… Están trabajando con interés, con urgencia, todos», ha reprochado el letrado.
La defensa de Soria ha incidido también en el daño reputacional que ha supuesto este procedimiento para su representado, «tan importante en el mundo financiero», por lo que ha solicitado al tribunal una mención especial para Soria en este sentido, además de su absolución.