La construcción de viviendas protegidas cayó un 83% entre 2011 y 2021, según iAhorro
La construcción de viviendas protegidas cayó un 82,9% entre 2011 y 2021, por lo que el volumen de este tipo de residencias «no pasa un buen momento» y es «muy marginal si se compara con los niveles precrisis», según el experto financiero de iAhorro, Antonio Gallardo.
El comparador hipotecario indicó que el número de viviendas protegidas aprobadas para su construcción «ha crecido ligeramente» en 2020 y 2021, superando la cifra de 9.000 residencias con esta categoría, si bien en 2006, antes de estallar la crisis financiera, se construyeron más de 97.000 viviendas protegidas en España, según los datos publicados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Además, el bajón más grande se produjo en 2013, cuando el número de nuevas viviendas contempladas descendió un 60,8%, frente al dato de 2012. Esta caída tan «drástica» se produjo principalmente por la eliminación en 2011 de las ayudas que se daban a los promotores para compensar la limitación de precio de la vivienda que mayoritariamente se construye para la venta, explicó Gallardo.
«Si a esto se une la caída de precio de la vivienda en general y el encarecimiento del precio de suelo, especialmente en los últimos años, hace que el parque de vivienda protegida haya caído hasta las cifras actuales», agregó.
Asimismo, el experto indicó que, en 2021, más de ocho de cada diez viviendas protegidas fueron construidas por promotores privados mientras que menos de dos de cada diez viviendas las construyeron promotores públicos.
Por comunidades autónomas, el reparto es «muy desigual». La Comunidad de Madrid es la que presenta actualmente mayor número de viviendas protegidas, tanto en propiedad (1.050) como alquiladas (3.892), seguida por el País Vasco, que cuenta con 652 en régimen de alquiler y 1.214 en propiedad. En cambio, hay comunidades como Canarias o la Región de Murcia que no disponen actualmente de ninguna vivienda protegida.
TIPOS DE VIVIENDAS PROTEGIDAS
iAhorro explicó que hay varios tipos de viviendas protegidas. Por un lado, las de protección oficial (VPO), que son aquellas cuyos propietarios deben cumplir a priori con unos requisitos «bastante exigentes» y pueden gozar de alguna ventaja: préstamos subsidiados, ayudas o subvenciones. Estas, aunque depende de cada plan, suelen estar destinadas a ciudadanos con rentas bajas, jóvenes u otros colectivos vulnerables o que tengan alguna dificultad económica.
Dentro de esta categoría están las viviendas de protección oficial pública (VPOPP), cuyo promotor es alguna administración u organismo público y las viviendas de protección oficial de promoción privada, también llamadas, vivienda de precio tasado (VPT).
Por otro lado, las viviendas de protección pública son aquellas en las que la labor de la Administración se limita a facilitar su construcción –proporcionando terrenos o ventajas para su adquisición– o su comercialización.
Dentro de esta categoría, existen subcategorías, como las viviendas de protección pública básica (VPPB), cuya superficie no puede superar los 110 metros cuadrados; la vivienda con protección pública para arrendamiento (VPPA), cuyo fin es el alquiler con precios limitados; la vivienda con protección pública para arrendamiento con opción a compra (VPPAOC), que se destina al alquiler asequible, pero permite una posterior adquisición por parte del inquilino, entre otras.
También, dentro de las viviendas de protección pública están las viviendas de integración social (VIS), destinadas para colectivos desfavorecidos.
Para acceder a ellas, Gallardo explicó que el Plan Estatal de Vivienda 2018-2021 cedió las competencias en esta área a las distintas comunidades autónomas, por lo que los requisitos para acceder a una vivienda protegida «son dispares» según cada territorio. Además, apostilló que cuando los promotores son otras administraciones (es decir, los ayuntamientos) «no existen requisitos generales».
HIPOTECAS PARA ESTAS VIVIENDAS
El comparador indicó que aquellos que opten a una vivienda protegida también puede acceder a diferentes tipos de ayudas o subvenciones, con tipos de interés fijos determinados por ley en muchos casos.
Sin embargo, afirmó que, en función de cómo estén los tipos medios del mercado, los fijados por ley «pueden incluso superarlos». Estos tipos se van renovando cada año, si bien los últimos disponibles en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana son de 2008.
La revisión se realizaba en función de la evolución de los tipos fijos de referencia del mercado publicados por el Banco de España, tomando como referencia la variación de los últimos meses, explicaron desde iAhorro.
De este modo, «en un principio, se buscó que los tipos de interés de las hipotecas concedidas sobre estas viviendas fueran más baratos, pero el problema llegó cuando el mercado bajó de forma abrupta y la regulación se quedó atrás, ya que los últimos disponibles son los de 2008», detalló Gallardo, que matizó también que «estos datos se actualizaron a principios de año por el ministerio y se bajaron todos los tipos, excepto los del plan de 1998-2001».
FUTURO
iAhorro indicó que el Plan Estatal para el Acceso a la Vivienda 2022-2025 es el que marcará el desarrollo de la vivienda protegida en los próximos años. Gallardo añadió que el principal problema que existe actualmente está en la asignación de recursos, «ya que son pocas las acciones directas de las comunidades autónomas para la construcción de vivienda protegida, sobre todo porque existe una gran diferencia de precio y así es muy complicado que las promotoras encuentren incentivos para la construcción».
Así, si en 2020, el precio medio por metro cuadrado de una vivienda protegida frente a una libre se situaba en el 38%, con la subida actual de los precios, los márgenes se sitúan ahora entre el 45%-50%.
A esta dificultad, iAhorro subrayó el objetivo de reconvertir «buena parte» del parque en vivienda para el alquiler para arrendatarios con menos recursos, personas víctimas de violencia de género, las personas objeto de desahucio de su vivienda habitual, las personas sin hogar y a otras personas especialmente vulnerables, así como facilitar el acceso a la vivienda de los jóvenes.
«Pero sin un apoyo directo (que las administraciones sean promotoras) o indirecto (que se compensen las diferencias de precio con el mercado libre), la vivienda protegida seguirá siendo minoritaria en los próximos años», finalizó Gallardo.