La construcción de la vivienda puede afectar a la calidad del aire que se respira y a la calidad del sueño
La arquitecta Paula Rivas, directora técnica de la asociación Green Building España, ha puesto de relieve la importancia de «habitar» en «viviendas sanas», que tengan en cuenta aspectos como la calidad del aire o la calidad del sueño.
Así lo ha expresado en el marco de una mesa redonda organizada por el Consejo General de la Arquitectura Técnica (CGATE) y GAD 3 con el fin de analizar cómo afecta la construcción de los edificios a la salud. En el mismo, ha mencionado el informe Salud, espacios, personas , creado por su asociación, donde se proponen medidas para mejorar la calidad de la vivienda desde una perspectiva en salud.
En primer lugar, en el informe se comenta la necesidad de vigilar la calidad del aire en el hogar. Para ello, es necesario «evitar contaminantes; diseñar y ejecutar la envolvente correctamente para evitar entrada de agua y aparición de humedades y moho; y facilitar la limpieza y mantenimiento, evitando así la proliferación de polvo o bacterias, tanto en las superficies como en equipos e instalaciones y prescindir de productos químicos tóxicos».
En este sentido, la arquitecta ha asegurado que algunas sustancias tóxicas pueden ser detectadas a través del olfato. Por eso, ha comentado que, incluso en concentraciones inocuas para la salud, «hay que evitar fuentes de malos olores». Además, en el documento también se insta a elegir materiales de acabado y mobiliario libres de sustancias tóxicas como compuestos orgánicos volátiles, formaldehídos o amianto.
Para los contaminantes que no se puedan evitar, es preciso procurar reducir la exposición a los usuarios, mediante el diseño del edificio o con sistemas que permitan detectarlo para poder actuar y corregir el problema. Según se recuerda en el informe, la contaminación en el aire afecta «especialmente» a las mujeres durante el embarazo y la lactancia, a los niños, a las personas de la tercera edad y a personas con patologías cardiacas y respiratorias previas.
Por todo ello, es recomendable renovar la calidad del aire introduciendo aire limpio y extrayendo el aire viciado mediante la ventilación (natural o forzada). Con este razonamiento se ha mostrado de acuerdo la doctora en neurociencia Nazareth Castellanos, también presente en la jornada, que ha pedido extender esta medida a los colegios, como ya ocurriera durante la pandemia de Covid-19: «No es normal que los niños estén resfriados todo el año, por favor, ventilen las aulas», ha reclamado.
Los autores del informe también se muestran de acuerdo con incorporar sistemas que permitan regular la humedad, favoreciendo las condiciones óptimas del aire, con una humedad relativa entre 40 y 50 por ciento en invierno y 45 y 60 por ciento en verano.
CÓMO CUIDAR EL LUGAR EN EL QUE SE DUERME
Por otro lado, el espacio y los factores ambientales también son determinantes para la duración y estructura del sueño. En concreto, Rivas ha comentado la relación entre iluminación y calidad del sueño, y ha lamentado la contaminación lumínica que actualmente se da en los entornos urbanos.
«En línea con los ciclos circadianos, la iluminación debe adaptarse para favorecer un ambiente de oscuridad, limitando la contaminación lumínica en el exterior y protegiendo los espacios interiores de la luz que entra por los huecos», se recoge en el informe de la asociación dirigida por Rivas.
Además, se recoge que, en todos los edificios, es aconsejable utilizar la iluminación natural y, cuando no sea posible, diseñar iluminación eléctrica que reproduzca «lo mejor posible» los ciclos naturales de luz y oscuridad (iluminación circadiana), prestando atención a la posición, intensidad y características de las luminarias.
Asimismo, el diseño del espacio y la ergonomía influyen también para crear espacios cómodos y de descanso que inviten a la relajación, evitando distracciones. También influyen en el sueño la calidad del aire y la temperatura.
Como es sabido, también contribuye al sueño la creación de un ambiente relajante y libre de ruido, un aspecto en el que ha hecho hincapié la neurocientífica. «En las ciudades hay un ruido que es constante. No lo oyes pero lo escuchas, porque una cosa es el ruido y otra el sonido», ha explicado.
Al respecto, en el informe se recoge que «es fundamental el correcto aislamiento y atenuación acústica durante el descanso, prestando atención a la ubicación de las zonas de descanso, atendiendo a las zonas de ruido, a la configuración de los elementos constructivos que separan del exterior y de otras estancias y a las instaciones o elementos ruidosos cercanos».
Por último, Rivas ha instado a diseñar espacios que favorezcan la actividad física, tanto para ayudar al organismo a prepararse para el sueño como para reducir las tasas de sedentarismo en la población. «Tenemos que construir edificios con las escaleras visibles. No puede ser que en algunos haya que buscar las escaleras», ha lamentado Rivas.
En este punto, Castellanos ha advertido de las consecuencias del sedentarismo sobre la salud. «Las personas que llegan al sedentarismo tienen alterada la microbiota intestinal, que influye en el sistema inmune, endocrino y nervioso», ha explicado, para advertir de «la influencia del intestino en el cerebro». «Es una llave para la salud mental», ha calificado.