La cineasta Sahraa Karimi: «Las mujeres que siguen en Afganistán son fuertes, deben seguir luchando»
La realizadora, que ha visitado Madrid, prepara una cinta sobre su huída del país con el título Fly from Kabul
MADRID, 12
La cineasta afgana Sahraa Karimi abandonó Kabul el 15 de agosto de 2021 tras la toma del poder por el gobierno talibán y ahora vive acogida en Kiev (Ucrania). «Creo que las mujeres que siguen en Afganistán son fuertes, deben continuar luchando por sus vidas. Yo como artista continúo compartiendo su lucha y rezo por su seguridad», ha subrayado en una entrevista con Europa Press con motivo de su visita este miércoles a la Academia española de Cine.
Karimi reconoce en Madrid que desde su marcha cada día está más desolada. «Mis amigos no se creen que ahora sea una persona calmada. Hace mucho que no llamo a nadie, hay algo dentro de mí que está roto. No puedo explicar lo que es, pero sé que no soy la misma persona desde el 15 de Agosto», confiesa.
Cuando los talibanes entraron en Kabul, la realizadora, primera mujer en dirigir la agencia estatal de cine Afghan Films en 2019, tuvo pocas horas para decidir si permanecía en el país o lo abandonaba. Finalmente, el 17 de agosto comunicaba a sus seguidores que se había marchado de la capital. Ahora la cineasta es profesora y trabaja en su nueva película Fly from Kabul , que trata sobre su propia salida de Afganistán.
«Lo doloroso de dejar todo es perder el concepto de casa para siempre, porque muchas veces en mi vida he sido refugiada, pero cuando decidí volver a Afganistán en 2012 quería vivir allí para siempre. Acepté todas las dificultades, todos los comportamientos en contra de la mujer, porque me sentía a salvo emocionalmente en Afganistán, pero con la vuelta de los talibanes, fui forzada a dejar mi casa», relata.
«NO SE MERCEN SER RECONOCIDOS»
Y, aunque asegura no tener miedo a los talibanes, advierte de que hay que tenerle miedo a la «estupidez». «Las personas estúpidas hacen cosas estúpidas y no pueden entender que la estupidez puede destruir una nación», lamenta para subrayar que los talibanes son un «grupo terrorista», un grupo bárbaro que no valora ningún derecho humano, ningún derecho de la mujer, no creen en ningún valor democrático y no se merecen ser reconocidos».
Directora de diferentes documentales y películas, su cinta Hava, Mayam, Ayesha (2019), filmada en Afganistán y producida en Irán, se estrenó en el Festival de Venecia y fue nominada al Premio Orizzonti. En su trabajo suele tratar sobre el sufrimiento de las mujeres afganas pero también sobre su resistencia.
Así, advierte de que, «por desgracia», en Afaganistán, con o sin talibanes, «la mayoría de la gente son antimujeres, no toleran a las mujeres fuertes. «Es muy difícil se una mujer independiente, empoderada y educada en Afganistán. Cuando tienes habilidades y quieres desarrollarlas, sabes lo que quieres, luchas por tus derechos, tu identidad, es muy difícil», recalca.
De hecho, recalca que ser cineasta en su país «no está bien visto, al igual que ser mujer, y cuando los juntas, es una combinación que la sociedad no apoya». «Tengo un doctorado, muchos años de experiencia, pero como soy cineasta me miran como si perdiera mi tiempo, con desprecio», ha matizado para añadir que «es más difícil ser actriz porque lo asocian a la prostitución».
En cualquier caso, Karimi se siente orgullosa de haber sido la primera mujer directora del Afghan Films. «He hecho historia. Por primera vez una mujer es directora de esta organización», subraya al tiempo que cuenta cómo una de las primeras cosas que cambió fue introducir igualdad de género en la organización. «Hasta que llegué, solo había mujeres trabajando en limpieza. Abrí oportunidades profesionales para mujeres en el cine», destaca.
Este cargo estuvo lleno de oportunidades y le dio energía y fuerzas, aunque tuviera que enfrentarse a diferentes retos. «Estoy feliz porque en estos años lo he hecho lo mejor que he podido. Trabajar en una sociedad antimujeres, patriarcal, zona de guerra, si no me hubieran forzado a irme, yo seguiría allí luchando», concluye.