La ampliación de la central de Aguayo va «por buen camino» y las obras podrían empezar en 2022
El proyecto, con una inversión cercana a 700 millones y que aspira a captar fondos europeos, podría estar operativo en 2026
La ampliación de la central hidroeléctrica de Repsol en Aguayo va «por el buen camino» y las obras podrían comenzar el próximo año. Así lo ha destacado el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que ha visitado junto al consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, la instalación, que se convertiría en la segunda mayor de España de sus características.
Y es que de llevarse a cabo esta actuación, con una inversión prevista de 700 millones de euros -la mayor en la historia de la comunidad autónoma- y que aspira a captar fondos europeos de recuperación, la capacidad instalada podría aumentar en un gigawatio, hasta un total de 1,4.
«Todo va por el buen camino y estamos expectantes y muy ilusionados de que en el año 22 podamos ver la obra comenzada», ha enfatizado Revilla tras la visita a las instalaciones acompañado de la cúpula de Repsol, que confía en que la ampliación de la central esté operativa en 2026.
DOBLEMENTE INTERESANTE PARA CANTABRIA
A juicio de Revilla, sería un proyecto «doblemente interesante» para los intereses regionales. Y es que, por un lado, Cantabria pasaría de una producción de energía renovable actualmente deficitaria a tener «superávit» y, por otro lado, supondría un impacto muy positivo sobre la economía local y el empleo, ya que se prevé la creación de hasta un millar de empleos.
El jefe del Ejecutivo ha reiterado a Repsol el apoyo del Gobierno cántabro al proyecto, que ya cuenta con la declaración de impacto ambiental favorable, en todos aquellos trámites que son de su competencia. Y ha confiado en que la ampliación se incluya entre lasactuaciones que obtengan financiación europea, que es una de las «cuestiones pendientes» junto con la regulación del almacenamiento eléctrico por parte del Gobierno de España.
Revilla también ha agradecido la invitación de Imaz para conocer sobre el terreno los avances del proyecto, justo cuando se cumple un año desde la última visita que ambos realizaron a la central. «Hoy es un día importante porque, lo que el año pasado era una posibilidad, ahora está en los planes de Repsol para llevarse a cabo en los próximos años», ha manifestado.
AMBICIÓN DE REPSOL EN UN PROYECTO CLAVE
Por su parte, el consejero delegado de Repsol ha apuntado que el denominado como Aguayo II es un proyecto «clave para la generación renovable en España como almacenamiento» y la «solución adecuada» cuando no se puede generar energía por falta de viento o sol.
Así, ha confirmado la «ambición» de la multinacional propietaria del activo de sacarlo adelante con la colaboración de todos los agentes implicados, tanto las instituciones como el sistema eléctrico español.
«Estamos empujando fuerte para hacerlo viable. Nos gustaría y trabajamos para tomar en el 2022 una decisión final de inversión para que pueda estar operativo en 2026 y, de esta manera, podamos tener esta enorme cantidad de almacenamiento de energía en Cantabria para el conjunto de España», ha subrayado el CEO de Repsol, quien, al igual que Revilla, ha incidido en el «efecto tractor» que va a tener sobre la industria local.
Según ha dicho en este sentido, Repsol va a buscar una «interlocución adecuada» con empresas cántabras que puedan participar en la fase constructiva y ha confesado que para él es «un honor» desarrollar en la Comunidad Autónoma una iniciativa que emerge como una «buena oportunidad» de impulsar el almacenamiento de energía en España de forma «sostenible».
A la presentación del proyecto también han asistido el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga; y el consejero de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio, Francisco Javier López Marcano. Y en representación de la empresa han estado la directora general de Cliente y Generación Baja en Carbono de Repsol y presidenta de Repsol Electricidad y Gas, María Victoria Zingoni, y el director de Generación y Mercados de Repsol, Javier Anzola.
PROYECTO
La ampliación de la central hidroeléctrica de Aguayo forma parte del Plan Estratégico 2021-2025 de Repsol y su ejecución significaría incrementar en 1 gigavatio (GW) la capacidad instalada de la actual central de bombeo y elevarla hasta un total de 1,4 GW, convirtiéndose en la segunda más grande de España de sus características.
La instalación, en funcionamiento desde el año 1982, es una central de bombeo reversible que utiliza como depósito inferior el embalse de Alsa y como depósito superior el embalse de Mediajo.
Esta ventaja diferencial permite su utilización dentro del sistema eléctrico para compensar los momentos en los que hay exceso de producción renovable, acumulando energía, y los momentos de exceso de demanda, generando energía.
Para ello, en las horas de baja demanda o eleada producción renovable se utiliza la energía eléctrica sobrante en el sistema para bombear enormes cantidades de agua a un embalse elevado, en este caso, el denominado depósito del Mediajo.
Por otro lado, en los momentos en los que se requiere energía eléctrica adicional, por existir una gran demanda o una bajaproducción renovable, el agua se deja caer al embalse inferior, el embalse de Alsa, para mover las turbinas que vuelven a generar electricidad.
Aguayo II consistiría en la ampliación de la central, de forma que, casi sin impacto visual y sin necesidad de realizar actuaciones de relevancia en el embalse de Alsa ni el depósito del Mediajo, se optimice su funcionamiento.
Para ello, se instalarían de forma subterránea nuevas conducciones de agua y equipos que permitirían incrementar la potencia de la central hasta cerca de 1.000 MW adicionales, con lo que la producción anual de energía llegaría a los 2.000 GWh/año.
La ampliación de la central se configuraría con cuatro grupos de turbinas reversibles de una potencia aproximada de 250 MW cada una.Uno de los aspectos fundamentales del proyecto es su compatibilidad con la conservación medioambiental del entorno.
La ampliación de Aguayo combina una mayor eficiencia en lageneración a partir de fuentes renovables con una instalación subterránea, sin impacto en el paisaje, aportando una solución sostenible desde un punto de vista medioambiental. Además, para su puesta en funcionamiento no sería necesario ampliar los embalses existentes.
Con una obra respetuosa con el medio ambiente, se conseguiría una mayor cantidad de energía procedente de fuentes 100% renovables.Por otro lado, la ampliación de la central permitiría un sólido desarrollo industrial y fomentaría el empleo en la región.
Además de los puestos de trabajo directos e indirectos requeridos durante la vida útil de la central, la construcción durante los más de cuatro años previstos para su puesta en servicio requeriría de una importante cantidad de trabajadores, lo que supondría un notable impulso económico para la zona. Y es que se estima que en los momentos de mayor actividad habría alrededor de 1.000 personas trabajando directamente en la obra.