José Campos: «El año que estuve en el Racing me costó dinero, salud y mi matrimonio»
El exconsejero del club, que recibió una indemnización de 100.00 euros, dice que «sólo quería recuperar el dinero
El exconsejero del Racing José Campos ha asegurado este miércoles en el juicio que se sigue contra el expresidente del club, Francisco Pernía, que el año que trabajó en la entidad, en la temporada 2007/2008, le costó «dinero, salud y su matrimonio, gracias a Dios, ha apostillado».
Además, Campos, que se encargaba de las relaciones sociales del club, ha asegurado que trabajaba «de ocho de la mañana a doce de la noche» y que hacía «de todo», como atender a los abonados, a la prensa, contratar la publicidad, etcétera.
También ha manifestado que le pagaban 8.000 euros al mes, pero no era su sueldo, sino una cantidad con la que cubría los gastos de las acciones que realizaba para el equipo, ya que incluso ha dicho que a veces contrataba servicios, como el de catering, que tenía que pagar él cuando la gerente –Ana María Castanedo, que declaró ayer en el juicio–, le decía que «no había dinero».
«Un mes eran 8.000, otro 6.000 y otro nada» porque «no tenía nómina ni horario», ha explicado, tras asegurar que si su salario hubiera ido acorde a sus funciones le «hubieran tenido que pagar más». «Me costó mucho dinero ese año», aunque «no lo quería ni lo necesitaba en aquella época» y, al ser racinguista, «quería colaborar».
Así lo ha manifestado Campos en la tercera sesión del juicio contra Pernía, acusado de apropiación indebida en relación a la escuela de fútbol Racing Primavera en Brasil, y por administración desleal por la compra de un coche de lujo con cargo al club para uso exclusivo y por la indemnización de 100.000 euros a la Galería Culturas, de José Campos, por rescisión contractual.
Campos ha señalado que decidió abandonar su cargo en el Racing porque los directivos «dejaron de contar con él», contradiciendo así la versión que dio Pernía y algunos testigos en su declaración, que manifestaron que fue el Racing quien decidió que se marchara.
Mientras éstos señalaron que se acordó con el abogado de Campos la indemnización por rescindir el contrato cinco años antes de lo previsto, éste ha asegurado que pidió el dinero para recuperar los gastos que le había ocasionado el club. «Por lo menos quería cobrar lo que había perdido», porque «una cosa es ser buena persona, y otra tonto», ha sentenciado.
En cuanto a su marcha del club, ha explicado que «dejaron de contar» con él. «Me bajaron de un coche y me dijeron que no podía comer con ellos. Me decían: tú a este sitio no puedes ir», ha relatado, precisando que el que se lo dijo no fue Pernía, para el que la Fiscalía pide seis años de prisión y una indemnización de más de 400.000 euros.
«No se si, igual, se cansaron de mi exmujer», ha dicho en referencia a Carmen Martínez Bordiú, con la que se casó en 2006 y de la que se separó en 2013, o si pensaron que con el trabajo que había hecho «se podía llegar hasta el centenario» del club, que se celebró en 2013, ha respondido Campos a preguntas de los abogados sobre los motivos por los cuales el Racing dejó de contar con él.
Por otro lado, y sobre la escuela Racing Primavera en Brasil, cuyo fin era formar a futbolistas para que jugaran en el club o venderlos a otros equipos, Campos ha recordado su viaje a ese país en octubre de 2007 y ha hecho hincapié en que las instalaciones «no tenían nada, ni duchas, ni camillas», solo un campo «enorme, con unas gradas como de la época de los romanos».
Por ello, ha considerado «imposible» que se hubieran hecho inversiones en las instalaciones. «No había campo, había tierra, una portería y cuatro palos allí puestos. No tenían ni duchas, dormían en el suelo», ha continuado.
No obstante, ha añadido que le «impresionó» el físico de los jugadores, «altos, fuertes, de 1,90», aunque «no sabían lo que era un fuera de juego, no sabían nada». «Jugaban al fútbol peor que yo», ha apostillado.
UN CAMPO «CORRECTO»
En la sesión de hoy también ha declarado como testigo uno de los hijos del expresidente del Racing, Pablo Pernía, quien, a diferencia de Campos, ha dicho que viajó a Brasil ya en marzo de 2008 y que su recuerdo es que había un estadio «de cierta antigüedad», un campo «correcto» de césped y unas instalaciones nuevas en uno de los laterales, aunque en ese momento no había obras.
Según ha explicado, el motivo de que él acompañara a su padre y a Roberto Bedoya, entonces director jurídico del club, en el viaje era ponerles en contacto con un despacho de abogados que tenía relación con el bufete en el que él trabajaba, para solucionar cuestiones derivadas de los contratos del club de Brasil.
También ha mencionado otros dos viajes que realizó, a Montecarlo (Mónaco) y a Lyon (Francia), con motivo de los sorteos de la Liga de Campeones de la UEFA, en esta ocasión porque las reuniones eran en inglés y su padre desconocía el idioma, según ha dicho.
Coincidiendo con la versión de su padre, ha subrayado que durante el viaje a Brasil visitaron a un auditor y que ya existía una auditoria hecha sobre el equipo brasileño, con el que el Racing firmó un convenio mediante el que se comprometió a asumir su pasivo. A esa auditoría, se sumaría otra que habría encargado después el equipo cántabro.
En relación a este asunto, el tercer y último testigo de esta sesión del juicio, que se prolongará hasta el 23 de enero, ha sido el brasileño Geraldo Marquezini, autor de un informe sobre las cuentas del equipo que se elaboró en base a las auditorías e informes anteriores y que se finalizó en 2019.
Según este informe, coincidirían los gastos con las inversiones realizadas en Brasil, aunque Marquezini ha reconocido que algunos de los gastos no respondían a ningún documento o factura, ya que algunos pagos se hicieron en efectivo.
Igualmente, ha dicho que se gastaron 140.000 reales brasileños más que la cantidad enviada por el Racing, y que se considera que los puso José Ignacio Urquijo, también acusado en esta causa y responsable del Primavera en el municipio de Indaiatuba.
Así, ha coincidido con la versión que dieron los acusados, que explicaron que Urquijo adelantaba el dinero y después giraba las facturas al club.