Investigadores observan que eliminar una membrana de la retina puede ayudar a reparar el nervio óptico
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) han observado, en tejidos de ratón y células humanas, han observado que eliminar una membrana de la retina puede ayudar a reparar el nervio óptico.
Estos hallazgos, publicados en la revista Stem Cell Reports , abren la vía a descubrir nuevas formas de revertir la pérdida de la visión causada por el glaucoma y otras enfermedades que afectan el nervio óptico.
«La idea de restaurar la visión a alguien que la ha perdido por una enfermedad del nervio óptico se ha considerado ciencia ficción durante décadas. Pero en los últimos cinco años, la biología de las células madre ha alcanzado un punto en el que es factible», han señalado los expertos.
Un ojo humano tiene más de un millón de pequeñas células nerviosas, llamadas células ganglionares de la retina, que transmiten señales desde las células recolectoras de luz llamadas fotorreceptores en la parte posterior del ojo al cerebro. Las células ganglionares de la retina envían axones que se agrupan junto con otras proyecciones de células ganglionares de la retina, formando el nervio óptico que conduce al cerebro.
Cuando el ojo se somete a alta presión, como ocurre en el glaucoma, daña y finalmente destruye a las células ganglionares de la retina. En otras afecciones, la inflamación, los vasos sanguíneos bloqueados o los tumores pueden destruir las células ganglionares de la retina. Una vez que mueren, las células ganglionares de la retina no se regeneran.
«Por eso es tan importante detectar el glaucoma temprano. Sabemos mucho sobre cómo tratar el glaucoma y ayudar a las células nerviosas a sobrevivir a una lesión, pero una vez que las células mueren, el daño a la visión de alguien se vuelve permanente», han detallado los expertos.
Para llevar a cabo el trabajo, cultivaron retinas de ratón en una placa de laboratorio y rastrearon lo que sucede cuando agregaron células ganglionares de la retina humana, derivadas de células madre embrionarias humanas, a la superficie de las retinas de ratón. Así, descubrieron que la mayoría de las células humanas trasplantadas no podían integrarse en el tejido de la retina, el cual contiene varias capas de células.
Además, encontraron que una pequeña cantidad de células retinianas trasplantadas pudieron asentarse uniformemente en ciertas áreas de la retina del ratón. Mirando más de cerca, comprobaron que las áreas de las células trasplantadas se integraron bien en los lugares donde los investigadores tuvieron que hacer incisiones en las retinas de los ratones. En estos puntos de incisión, algunas de las células trasplantadas pudieron arrastrarse hacia la retina e integrarse en el lugar adecuado dentro del tejido.
Después de usar una enzima para aflojar las fibras conectivas de la membrana limitante interna, los investigadores retiraron la membrana y aplicaron las células humanas trasplantadas a las retinas. Así, observaron que la mayoría de las células ganglionares de la retina trasplantadas crecían con un patrón más normal, integrándose más plenamente.
Las células trasplantadas también mostraron signos de establecer nuevas conexiones nerviosas con el resto de la estructura de la retina, en comparación con las retinas que tenían membranas intactas. «Estos hallazgos sugieren que alterar la membrana limitante interna puede ser un paso necesario en nuestro objetivo de regenerar nuevas células en las retinas dañadas», han zanjado.