Investigadores advierten del número alarmante de infecciones cardíacas ligadas a la epidemia de opioides
Un número alarmante de personas en todo el país está desarrollando infecciones del revestimiento interno del corazón o de las válvulas, conocidas como endocarditis infecciosa, en gran parte debido a la epidemia actual de opioides, según una nueva investigación realizada en la Facultad de Medicina Lerner de la Clínica Cleveland (EEUU).
La investigación, publicada en el Journal of the American Heart Association , la revista de acceso abierto de la American Heart Association, ha revelado que esta situación afecta especialmente a hombres jóvenes, blancos y pobres que también tienen tasas más altas de VIH, hepatitis C y abuso de alcohol.
La endocarditis infecciosa ocurre cuando las bacterias u hongos en el torrente sanguíneo ingresan en el revestimiento interno o las válvulas del corazón. Uno de los principales factores de riesgo para la endocarditis infecciosa es el abuso de drogas.
«La endocarditis infecciosa relacionada con el abuso de drogas es una epidemia en todo el país», ha declarado el profesor asistente de medicina en la Facultad de Medicina Lerner de la Clínica Cleveland y autor principal del estudio, Serge C. Harb. «Estos pacientes se encuentran entre los más vulnerables: jóvenes y pobres, y también con frecuencia tienen VIH, hepatitis C y abuso de alcohol», ha añadido.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron datos en el registro nacional de muestras de pacientes hospitalizados de 2002-2016 en casi un millón de pacientes. Examinaron a pacientes diagnosticados con endocarditis infecciosa, comparando pacientes con infecciones cardíacas relacionadas con el abuso de drogas con aquellos con infecciones cardíacas por otras causas.
Durante los 14 años estudiados, los investigadores encontraron que la tasa de prevalencia de infecciones cardíacas relacionadas con el abuso de drogas casi se duplicó en Estados Unidos, del 8 por ciento al 16 por ciento.
También encontraron a aquellos con endocarditis infecciosa relacionada con el abuso de drogas eran hombres blancos predominantemente jóvenes (edad media de 38 años), eran más pobres, con casi el 42 por ciento con un ingreso familiar medio en el cuartil nacional más bajo, y aproximadamente el 45 por ciento cubiertos por Medicaid y tenían tasas más altas de abuso de VIH, hepatitis C y alcohol en comparación con los pacientes con endocarditis infecciosa que no abusaban de las drogas.
Estos pacientes también tuvieron estancias hospitalarias más largas y mayores costos de atención médica. Por otro lado, tenían más probabilidades de someterse a una cirugía cardíaca, pero menos probabilidades de morir mientras estaban hospitalizados.
«Se deben implementar medidas de salud pública a nivel nacional para abordar esta epidemia, con programas regionales específicos para apoyar específicamente a los pacientes con mayor riesgo», ha reclamado el doctor Harb. El investigador ha demandado que se necesitan equipos especializados para atender a estos pacientes, incluidos, entre otros, cardiólogos, especialistas en enfermedades infecciosas, cirujanos cardíacos, enfermeros, especialistas en adicciones, administradores de casos y trabajadores sociales.
«Ayudar a estos pacientes a abordar sus comportamientos adictivos con apoyo social y programas de rehabilitación efectivos es fundamental para mejorar su salud y prevenir las recaídas por abuso de drogas», ha concluido.