Investigadores abren nuevas vías para tratar el sarcoma de Ewing tras identificar mecanismos que aumentan su agresividad
Un grupo de investigadores dirigidos por la jefa del Grupo de Dinámica Cromosómica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Ana Losada, han identificado varios mecanismos que aumentan la agresividad del sarcoma de Ewing, un tumor de huesos y tejidos blandos muy agresivo que se da en niños y jóvenes, lo que abre nuevas vías de búsqueda de tratamientos, pues un 25 por ciento de los pacientes no responde bien a la terapia habitual y con frecuencia presentan recidivas.
«(La investigación) proporciona una lista de potenciales biomarcadores (pronóstico) y dianas terapéuticas», han explicado los científicos, que han reconocido unos mecanismos que promueven la metástasis y dan lugar a una peor evolución de la enfermedad, que es poco frecuente (nueve casos por millón de habitantes al año), según un comunicado del CNIO.
El sarcoma de Ewing está causado por la fusión anormal de dos genes, que da lugar a un oncogén, que a su vez produce una proteína que provoca la expresión de genes que promueven el desarrollo del tumor y, si bien ya se sabía que la falta de la proteína STAG2 amplifica el «efecto pernicioso» del oncogén, Cuadrado ha señalado que su ausencia «modifica además la expresión de otros genes que no dependen del oncogén, y estos cambios también aumentan la agresividad de tumor».
La mencionada proteína «forma parte de un complejo de proteínas esencial para la vida, la cohesina», que es clave para la división celular y el proceso de lectura o expresión de genes, ayudando a que el ADN se pliegue y adquiera la conformación espacial adecuada, importante para que se pueda leer correctamente la información de los genes .
El estudio, financiado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y la Agencia Estatal de Investigación (AEI), y publicado en EMBO Reports , ha demostrado que la falta de STAG2 hace que el ADN se pliegue «incorrectamente», lo que lleva a fallos en la expresión de muchos genes.
«La cohesina que lleva STAG2 se mueve a lo largo del ADN formando lazos que facilitan el contacto físico entre elementos que controlan la lectura de muchos genes; si desaparece, la expresión génica se vuelve más difícil. Las células sobreviven, pero con muchas aberraciones que las vuelven más agresivas», ha explicado Losada.
Asimismo, ha afirmado que la identificación de más genes afectados por la falta de esta cohesina es lo que «abre la puerta a investigar cómo contribuye cada uno de ellos a la agresividad de los tumores», tras lo que ha puesto el ejemplo de futuros estudios que comparen la respuesta inmunológica de pacientes con y sin mutaciones en STAG2 , que pueden ayudar a entender si los tumores sin STAG2 evaden mejor el sistema inmune, lo que resultaría «muy útil» a la hora de aplicar inmunoterapia para el sarcoma de Ewing.
La científica también ha manifestado que la pérdida de esta proteína podría afectar a la estabilidad del propio genoma, afectando a varios mecanismos y empeorando el pronóstico, por lo que «es necesario dilucidar cada uno de esos mecanismos, para proporcionar nuevas opciones de tratamiento a los pacientes con mutaciones que afectan a la cohesina».