Investigadores abren la puerta a un nuevo enfoque para reducir el riesgo de trombosis
Un nuevo estudio del Centro de Investigación de Medicina Molecular de la Academia Austriaca de Ciencias ha evidenciado el importante papel de los anticuerpos de inmunoglobulina-M (IgM) en la prevención de la trombosis. El estudio, publicado en la revista Blood , muestra que estos anticuerpos reconocen las microvesículas, que son burbujas de membrana desprendidas por las células y reconocidas por su papel crítico en la trombosis, y por tanto previenen sus efectos protrombóticos. Estos resultados proporcionan un enfoque novedoso para reducir el riesgo de trombosis mediante el uso de anticuerpos IgM.
La oclusión trombótica de los vasos sanguíneos, que provoca infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y tromboembolias venosas, es la principal causa de muerte en el hemisferio occidental. Por ello, es de vital importancia comprender los mecanismos que impiden la formación de trombos.
Los anticuerpos son un componente importante del sistema inmunitario. Por un lado, estas proteínas sirven en el organismo para defenderse de los microbios y, por otro, para eliminar los «residuos celulares» del propio cuerpo. Los anticuerpos naturales, presentes desde el nacimiento y en su mayoría del tipo IgM, desempeñan un papel esencial en estos procesos. En el contexto de la trombosis, estudios anteriores demostraron que las personas con un bajo número de anticuerpos IgM tienen un mayor riesgo de trombosis.
Las microvesículas, que se desprenden de la membrana de las células, son mediadores fundamentales de la coagulación sanguínea y la formación de trombos. Los autores del estudio han demostrado ahora que los anticuerpos IgM naturales que se unen a epítopos específicos de la oxidación pueden impedir la coagulación y la trombosis inducidas por las microvesículas. Esto proporciona una explicación mecánica para la observación publicada anteriormente de que los niveles bajos de estos anticuerpos se asocian con un mayor riesgo de trombosis.
«Suponemos que los anticuerpos IgM naturales reconocen las microvesículas que son particularmente proinflamatorias y procoagulantes», explican estos científicos. Tanto en los experimentos con el modelo de ratón como directamente con muestras de sangre humana, los científicos pudieron demostrar que la adición de anticuerpos IgM inhibía la coagulación de la sangre causada por microvesículas específicas y protegía a los ratones de la trombosis pulmonar. A la inversa, también se demostró que el agotamiento de los anticuerpos IgM aumentaba la coagulación de la sangre.