Ingresan en prisión cuatro de los cinco detenidos en Cantabria en la operación contra las drogas sintéticas
Cuatro de los cinco detenidos en Cantabria dentro de la macrooperación llevada a cabo ayer por las policías española y francesa contra el tráfico de drogas sintéticas han ingresado ya en prisión, y el quinto no lo ha hecho por motivos de salud.
Los detenidos, dos hombres y tres mujeres de entre 27 y 65 años y de nacionalidad española, cuatro de ellos con antecedentes, están acusados de delitos contra la salud pública y pertenencia a organización criminal, y dos de ellos también de tenencia ilícita de armas.
El cabecilla y las tres mujeres fueron arrestados en el municipio de Penagos y el otro hombre en Ceceñas (Medio Cudeyo). Dos de las mujeres son familiares del líder de la banda y la otra era una empleada que hacía labores de contravigilancia.
Han ingresado en prisión los dos hombres y dos de las mujeres, mientras que la otra está en libertad con cargos, según han informado este jueves la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, y responsables policiales, que han dado detalles de las actuaciones llevadas a cabo en Cantabria y puntualizado algunos de los ofrecidos ayer.
Según han relatado, la Jefatura Superior de Policía de Cantabria inició a principios de este año una operación conjunta con las de Burgos y Barcelona al conocerse la existencia de una organización dedicada al tráfico de drogas sintéticas que se distribuían por diferentes provincias españolas.
Los investigadores detectaron que una de las principales ramas de distribución era la afincada en Cantabria, donde el responsable de la organización era un hombre ya conocido por los agentes del Grupo de Estupefacientes por su relación con el narcotráfico y que se servía de varios miembros de su familia para cubrir los desplazamientos para trasladar la droga, entre otras funciones.
Igualmente, constataron que el principal investigado contaba con una mujer que trabaja para él y que también se encargaba de desplazarse a otras provincias con el fin de suministrar los estupefacientes a los clientes proveedores.
Además, se identificó a otro integrante de la organización que también trabajaba para el cabecilla utilizando vehículos lanzadera y con compartimentos estancos («caleta»), donde transportaban la droga, para lo que también empleaban en ocasiones vehículos de alquiler.
El cabecilla se desplazaba siempre acompañado de alguno de sus colaboradores por las diferentes provincias del norte de España, especialmente el País Vasco, donde contaba con una gran cartera de clientes proveedores, y también a otras provincias limítrofes, como Burgos y Palencia, donde distribuía las sustancias procedentes del laboratorio de Alcalá de Henares, donde se centralizaba la actividad de la organización.
Así, tras varios meses de investigación, se pudo determinar que la droga se ocultaba en una estancia dentro de una vivienda de Penagos, donde vivían los cuatro detenidos en esa localidad y que estaba ubicada en una zona apartada, lo que facilitaba la actuación de los sospechosos y dificultaba la acción policial.
Una vez obtenidas todas estas pruebas, y en coordinación con el resto de grupos participantes en la investigación, el 8 de junio se llevó a cabo la explotación de la operación, estableciéndose de forma simultánea dispositivos para acometer la detención de los sospechosos en Cantabria, Burgos, Barcelona y Alcalá de Henares.
Tras detenerse a los cinco sospechosos, se realizó un registro en la vivienda de Penagos, donde se intervinieron 30 bolsas envasadas al vacío, de un kilo de peso cada una, que contenían sulfato de anfetamina (speed), 30 kilos en total, junto a útiles destinados a la distribución de la droga.
Además se intervinieron cinco armas cortas de diversos calibres, un arma larga, un inmovilizador electrónico, más de 200 cartuchos, cargadores y armas blancas.
También se encontraron otras sustancias estupefacientes (250 gramos de hachís, tres pastillas de mdma, y cogollos de marihuana); 690 euros en efectivo; una balanza de precisión tipo tanita ; una defensa extensible; 14 navajas; cuatro Grinders; bolsas de autocierre; cinco teléfonos móviles; una caja de caudales; un rollo de papel film; y demás útiles para la confección y venta de drogas.
Según las estimaciones policiales, los 30 kilos de speed incautados podrían tener un valor en el mercado superior a los 13.000 euros el kilo; y si su distribución se hace al gramo, a consumidores, el beneficio estaría por encima de los 800.000 euros.
Los cinco detenidos fueron puestos a disposición judicial, que decretó el ingreso en prisión de cuatro de ellos.
Según la Policía, con esta operación, denominada Butterfly , se ha desarticulado la mayor red de distribución de speed en el norte de España y sur de Francia, con un total de 13 detenidos.
Para la jefa superior de la Policía en Cantabria, Carmen Martínez, esta operación ha sido un «magnífico ejercicio» de cooperación entre la policía de distintos puntos de España y también con la francesa.
«Hay que verlo como una operación integral y este es el éxito realmente, que se ha desarticulado una rama en toda su estructura», ha señalado Martínez, que ha destacado tanto la importancia de la rama cántabra de la organización, como el peso que ha tenido la investigación realizada por la Policía de Cantabria, que ha estado en la operación «desde el principio y ha aportado muchísimos datos» al conjunto de la misma.
En cuanto a la importancia de la rama cántabra ha explicado que tenía contactos con el «jefe» de la organización, que estaba en Barcelona y tenía conocimientos de la estructura.