Incorporar la visión del paciente mejora los resultados para optimizar el uso de medicamentos, según farmacéuticos de AP
La Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), reunida en su 25 Congreso Nacional, ha defendido que incorporar la perspectiva del paciente mejora los resultados de las intervenciones terapéuticas y presenta beneficios tanto para los pacientes como para el sistema sanitario.
Los farmacéuticos de atención primaria (AP) son los encargados de diseñar esas intervenciones de mejora del uso de los medicamentos, pero, como reconoce la farmacéutica de AP Mariola Caraballo, del Distrito Sanitario Sevilla, en esas intervenciones tradicionalmente se ha obviado la perspectiva del paciente.
«Intervenimos mucho sobre médicos y profesionales de Enfermería, intentando modificar determinados hábitos de prescripción que, en ocasiones, pueden dar lugar a que los médicos tengan que realizar cambios de tratamiento, pero pocas veces habíamos contemplado sentarnos antes con los pacientes para ver cuáles son las barreras a lo que nosotros les proponemos y cómo les podríamos facilitar esos cambios», ha afirmado la farmacéutica.
Así, Caraballo ha presentado los resultados preliminares obtenidos de las entrevistas realizadas por profesionales sanitarios con actividad asistencial a pacientes complejos polimedicados en Atención Primaria de un ensayo clínico financiado por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.
A partir de esas entrevistas con pacientes, los miembros del equipo investigador identificaron tres temas relevantes relacionados con medicamentos y herramientas de ayuda, deprescripción (cuando se retira un medicamento inapropiado) y relación de los pacientes con el médico de AP y con otros profesionales sanitarios.
Respecto al primer tema, el de los medicamentos, las principales barreras detectadas estaban relacionadas con los conocimientos insuficientes de los pacientes sobre la indicación y los efectos adversos de los fármacos.
«Vimos un perfil de pacientes que no se plantean preguntas sobre su tratamiento, sometiéndose al criterio del profesional sanitario y que, a pesar de confesar dificultad para la toma de la medicación, desconocían y no hacía uso de las herramientas de ayuda (Sistema personalizado de dosificación, pastilleros y lista actualizada de medicación)», ha explicado Caraballo.
No obstante, ha señalado que también encontraron pacientes que confesaban «tener capacidad y habilidad para el manejo de su medicación y conocer su necesidad y utilidad, aunque señalaban ser conscientes de que algunos de los fármacos que tomaban no eran necesarios».
En el segundo tema, el de la deprescripción, los pacientes mostraron cierta resignación a la polimedicación y a tomar fármacos que consideraban que no eran necesarios. En las entrevistas se encontró, por un lado, a pacientes que se sienten cómodos con la polimedicación y que confían en sus efectos.
Por otro lado, se encontró a pacientes que creen que consumen muchos medicamentos y que estarían dispuestos a tomar menos, siempre y cuando se les garantice que son los que necesitan. «Consideran que algunos de los fármacos que toman no son necesarios o pueden producirles daños e indican miedo a que lo que les beneficie en un sentido les pueda perjudicar en otro», ha subrayado la farmacéutica de atención primaria.
Por último, en lo que respecta a la relación médico de AP-paciente y a la participación de otros profesionales en el proceso de revisión de la medicación, a los investigadores les llamó la atención el rol que algún paciente asigna al especialista hospitalario, como el profesional que instaura los medicamentos y también la falta de implicación de los pacientes en la toma de decisiones.
En ese sentido, estos señalan los encuentros con el médico del hospital como fuente principal de sus dudas acerca de su medicación y también la «confianza ciega» en su médico de AP en relación a la toma de decisiones sobre medicamentos.
«Se pone de manifiesto una disposición a aceptar los cambios de tratamiento porque confían en su médico sin que los cambios le provoquen agobio o intranquilidad. Hemos visto también que hay un desconocimiento de la figura del farmacéutico de AP, si bien entre los facilitadores los pacientes aceptarían nuestra participación en el proceso de revisión», ha subrayado Caraballo.
En base a los resultados obtenidos de las entrevistas con pacientes, la farmacéutica ha señalado que es «importante» que los farmacéuticos de AP incorporen la exploración de barreras y facilitadores como una de las fases clave del diseño de las intervenciones que pongan en marcha, para promover de esa forma cambios en la práctica clínica (en los hábitos de prescripción, más concretamente) y caminar hacia un uso más seguro y eficiente de los medicamentos.