Iglesias, de buscar asaltar los cielos con 5 millones de votos en 2015 a dejar la política ante el ciclón Ayuso

En Madrid también ha sido ampliamente derrotado por la candidatura de Iñigo Errejón, que dejó Podemos para fundar Mas Madrid

MADRID, 3

El hasta ahora líder de Podemos, Pablo Iglesias, abandona la política activa tras una trayectoria de más de seis años en la que pasó de aspirar a «asaltar los cielos», al obtener más de 5 millones de votos en 2015 y aspirar al sorpasso del PSOE, entrar en un declive electoral a partir de 2019 y verse arrollado por el ciclón electoral protagonizado por la clara victoria de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, además de ser superado por la candidata de su rival Iñigo Errejón.

Fue precisamente en Madrid cuando Iglesias, profesor que ejercía de profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, dio el saltó a la primera línea de la política en enero de 2014 y anunció en el barrio de Lavapiés la creación de Podemos, si bien ya se había hecho un nombre como presentador y tertuliano en diferentes programas televisivos de debate.

La irrupción del partido abanderado por Iglesias revolucionó el mapa político con su discurso de regeneración política, heredero del 15M que impugnaba la deriva de los partidos tradicionales que se materializó en las elecciones europeas de 2014 al obtener cinco escaños en el Parlamento comunitario con 1.245.948 sufragios (7,97% del voto emitido).

Un año después llegó la verdadera eclosión de la formación morada al superar los 5 millones de votos (20,66%) e irrumpir en el Congreso de los Diputados con 69 parlamentarios, a una distancia de 300.000 votos que abría la opción de rebasar al PSOE, en plena crisis en la formación socialista con el convulso liderazgo entones de Pedro Sánchez, como fuerza mayoritaria de la izquierda. Mientras, IU obtuvo dos escaños bajo la marca de Unidad Popular con 923 133 votos.

Eran tiempos en los que Podemos se veía cerca de «asaltar los cielos» y convertirse en la fuerza hegemónica en la izquierda, al revolucionar el tablero político y romper entonces con el bipartidismo imperante hasta la fecha, ubicándose como tercera fuerza política.

A nivel regional la formación recaló en casi todos los parlamentos autonómicos y en las municipales propició las candidaturas de unidad popular con otras formaciones y plataformas. Con ello, logró las denominadas ayuntamientos del cambio en Madrid (Manuela Carmena), Barcelona (Ada Colau), Zaragoza, La Coruña o Cádiz, entre otras.

RECHAZO DEL PSOE A SUS PRIMEROS INTENTOS DE GOBERNAR

Fue la época del órdago de Iglesias cuando ofreció al PSOE formar un gobierno de coalición de fuerzas progresistas, presidido por Pedro Sánchez, con él como vicepresidente y un reparto proporcional de ministerios.

Sin embargo, la propuesta no cuajó dado que el líder socialista optó por buscar acuerdo de legislatura con Ciudadanos y sumar también a Podemos, y se tradujo en el ahora aliado socialista en un voto en contra a la investidura de Sánchez, con la famosa intervención en la que acusó a los socialista de «tener manchadas las manos de cal viva».

De cara a la repetición electoral de junio de 2015 se produjo el denominado pacto del botellín con la confluencia de Podemos e IU bajo la marca ya consolidada de Unidas Podemos, pese a las retincencias del entonces sector errejonista. Sin embargo, la suma no se tradujo en el anhelado sorpasso al PSOE y de forma conjunta lograron 71 diputados, pero con una pérdida de un millón de votos. No obstante, la coalición con la formación de Alberto Garzón se ha consolidado en esta confluencia electoral.

Sin embargo, ya hace seis años comenzaron a surgir disputas internas, sobre todo con el sector partidario de Íñigo Errejón y también con Anticapitalistas, que se fueron haciendo frecuentes para terminar, con el paso del tiempo, en la salida de ambos.

Esa crisis interna y la deriva del partido también llevó a reducir la foto de los cofundadores de Podemos, como el caso de Carolina Bescansa o Luis Alegre. Sin embargo, otro de los estandartes de Podemos, el politólogo Juan Carlos Monedero, pese a dejar los cargos orgánicos dentro del partido, siempre se ha mantenido fiel a Iglesias y, precisamente le arropó en su despedida ante la prensa.

También en el plano autonómico hubo varios conflictos con la dirección estatal y las regionales, como pasó en Aragón, País Vasco, Cataluña, Cantabria o La Rioja, y dimisiones sonadas como la del exsecretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar.

CLARO DECLIVE EN 2019 PERO LOGRANDO LA ANSIADA ENTRADA EN EL GOBIERNO

El declive de la formación de Iglesias se notó sobre todo en las elecciones europeas, municipales y autonómicas de 2019. En el caso de las confluencias con otras formaciones de ámbito regional, pieza importante de su rápido éxito, perdieron pujanza. En algunos casos no se reeditaron como en el caso de Compromís en Valencia (ahora hermanada con Más País en el Congreso) o llegaron divididas o fracionadas.

De esta forma, desapareció de Cantabria y Castilla-La Mancha y descensos generalizados en el resto de parlamentos autonómicos, lo que evidenció la falta de solidez territorial de la formación morada. Luego, en 2020, quedó fuera del parlamento gallego tras haber logrado ser segunda fuerza política y redujo a la mitad sus diputados en el país vasco.

En el Ayuntamiento de Madrid directamente no concurrieron tras la separación con la exalcaldesa Manuela Carmena y perdió los consistorios de A Coruña, Ferrol, Santiago y Zaragoza. La confluencia con IU en los comicios europeos se saldó con cinco escaños menos (6) de los once que lograron ambos por separado en 2015.

Sin embargo, Iglesias sufrió un claro retroceso de apoyo electoral en las generales de 2019, al lograr más de 3,7 millones de votos y 42 diputados, lo que supuso 1,5 millones menos de voto y 29 parlamentarios menos. Pese a ello, la sensación en la formación morada fue de precisamente la buena campaña de su líder contuvo esa hemorragia electoral ante unos sondeos que incidían previamente en una mayor caída. Por tanto, en las bases del partido entendían que, pese a esa caída, su líder salió al rescate y era el principal valor electoral.

Tras volver a ofrecer al PSOE una coalición e incluso renunció a estar en el Gobierno para hacerlo posible, pero los socialistas rechazaron esa opción de nuevo y se volvió a una repetición electoral con otro nuevo descenso hasta los 35 diputados y 3,5 millones de votos en las elecciones del 10N.

Sin embargo, esa pérdida de presencia parlamentaria no cejó en su empeño de hacer de Podemos una formación determinante y tras esos comicios, fraguó con Sánchez el denominado pacto del abrazo logrando entrar por primera vez en el gobierno, tras seis años intentándolo. Su entrada en el Ejecutivo se materializó con su Vicepresidencia de Derechos Sociales y los ministerios de Igualdad, Trabajo, Universidades y Consumo en manos de la formación morada.

LOS DISCRETOS RESULTADOS DE MADRID TERMINAN CON SU CARRERA

Pero en su búsqueda de audacia política de este amante de las series y la comunicación política, Iglesias lanzó una última apuesta con su anunció inesperado de ser candidato a las elecciones en la Comunidad de Madrid para frenar a la derecha, tarea en la que ha fracasado.

La mejora moderada de los resultados de Unidas Podemos en Madrid, con el 7,2% (261.000 votos) y obtener 10 diputados, no ha impedido que se sitúe en la irrelevancia política, al quedar por detrás de Vox como quinta fuerza política y no tener capacidad para impedir la victoria holgada de Ayuso.

Además, en el ala progresista ve como el descalabro del PSOE es aprovechado por la efervescencia de Más Madrid, el partido gestado precisamente por Errejón tras su escisión de Podemos, con el efecto Mónica García , que sorpassa a los socialistas y cosecha más del doble de votos que Unidas Podemos con 609.540 sufragios (el 17%) y 24 escaños en la cámara madrileña.

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