Identifican un biomarcador que detecta precozmente la gravedad de la COVID-19
Un equipo dirigido por el profesor Burkhard Becher del Instituto de Inmunología Experimental de la Universidad de Zúrich, en colaboración con investigadores de Tubinga, Toulouse y Nantes, ha descubierto un biomarcador que detecta precozmente la gravedad de la COVID-19: el número de células T asesinas naturales en la sangre. Estas células son un tipo de glóbulo blanco y forman parte de la respuesta inmunitaria temprana.
«El número de células T asesinas naturales en la sangre puede utilizarse para predecir casos graves de COVID-19 con un alto grado de certeza, incluso en el primer día de hospitalización del paciente», afirma Burkhard Becher, cuyo trabajo se ha publicado en la revista Immunity .
La mayoría de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 no desarrollan síntomas o sólo son leves. Sin embargo, algunos pacientes sufren casos graves de COVID-19 que ponen en peligro su vida y requieren cuidados médicos intensivos y un ventilador para ayudarles a respirar. Muchos de estos pacientes acaban sucumbiendo a la enfermedad o sufren importantes consecuencias para su salud a largo plazo. Para identificar y tratar a estos pacientes en una fase temprana, se necesita una especie de «vara de medir», es decir, biomarcadores predictivos que puedan reconocer a quienes corren el riesgo de desarrollar COVID-19 grave.
Ahora, esta nueva prueba de biomarcadores ayuda a los médicos a decidir qué medidas organizativas y de tratamiento deben tomarse para los pacientes con COVID-19, como el traslado a la unidad de cuidados intensivos (UCI), la frecuencia de las mediciones de oxígeno, el tipo de terapia y el inicio del tratamiento.
«Los biomarcadores predictivos son muy útiles para tomar estas decisiones. Ayudan a los clínicos a proporcionar a los pacientes que sufren síntomas graves la mejor atención posible. Nuestros hallazgos también permiten investigar nuevas terapias contra la COVID-19», detalla Stefanie Kreutmair, primera autora del estudio.
El rápido deterioro de la salud de los pacientes con COVID-19 se debe a una reacción exagerada del sistema inmunitario del organismo. «El cuerpo produce pequeñas proteínas llamadas citoquinas a un ritmo mucho mayor, lo que conduce a una «tormenta de citoquinas» y desencadena una inflamación masiva. Las células inmunitarias invaden los pulmones, donde interrumpen el intercambio de gases», explica Becher.
Para detectar las células inmunitarias y las citocinas en las muestras de los pacientes, los investigadores utilizaron la citometría de alta dimensión. Esta tecnología permite a los investigadores caracterizar muchas proteínas superficiales e intracelulares en millones de células individuales y procesarlas mediante algoritmos informáticos.
Además del SARS-CoV-2, muchos otros patógenos pueden causar neumonía y, por tanto, desencadenar una respuesta inmunitaria. La respuesta inmunitaria desencadenada por el COVID-19 se ha estudiado ampliamente, pero la naturaleza exacta de la respuesta inmunitaria al SARS-CoV-2 no está clara hasta la fecha.
Para caracterizar esta respuesta, los investigadores también analizaron muestras de sangre de pacientes con neumonía grave provocada por un patógeno distinto del nuevo coronavirus. Al comparar las respuestas inmunitarias de los pacientes con COVID-19 con las del grupo de control, los investigadores pudieron determinar las características únicas de la respuesta inmunitaria al SARS-CoV-2.
«Las respuestas inmunitarias a las distintas neumonías son muy similares y forman parte de la respuesta inflamatoria general del organismo, como suele observarse en los pacientes en cuidados intensivos. Sin embargo, cuando se trata del COVID-19, las células T y las células asesinas naturales muestran un comportamiento único y describen una especie de patrón en el sistema inmunitario: la firma inmunitaria específica del COVID-19», remacha Becher.