Identifican dos nuevos predictores de casos graves de COVID-19
Científicos del Hospital Monte Sinaí (Estados Unidos) han identificado dos marcadores de inflamación que predicen de forma fiable la gravedad de los casos de COVID-19 y la probabilidad de supervivencia, según un estudio publicado en la revista científica Nature Medicine .
Los investigadores estudiaron cuatro proteínas conocidas como citoquinas que circulan en la sangre y que están comúnmente asociadas con las infecciones, y encontraron que dos de ellas, denominadas IL-6 y TNF-a, eran capaces de predecir qué pacientes tenían más probabilidades de desarrollar formas más graves de COVID-19 y de morir.
Los científicos establecieron que los niveles de IL-6 y TNF-a en el suero, cuando se midieron en el momento de la admisión en el hospital, eran elevados en los pacientes que se encontraban en las peores condiciones, un hallazgo que era independiente de las otras condiciones médicas subyacentes de los pacientes, de los datos demográficos como la edad y el sexo, y de otros biomarcadores clínicos estándar de la gravedad de la enfermedad como la baja saturación de oxígeno en la sangre y los marcadores comunes relacionados con la inflamación, los niveles de hierro y los problemas de coagulación de la sangre.
Este estudio sugiere que estas citoquinas deben ser monitoreadas en el tratamiento de los pacientes de COVID-19 para ayudar a seleccionar a aquellos que deben entrar en los ensayos clínicos y recibir medicamentos específicos que puedan dirigirse a ellos, según los investigadores.
«Proponemos que los niveles séricos de IL-6 y TNF-a se consideren en el manejo y tratamiento de los pacientes con COVID-19 para estratificar los posibles ensayos clínicos, guiar la asignación de recursos e informar sobre las opciones terapéuticas. También proponemos que los pacientes con altos niveles de IL-6 y TNF-a sean evaluados para el bloqueo combinatorio de la inflamación patógena en esta enfermedad. Los medicamentos que bloquean estas citoquinas están aprobados o en ensayos clínicos», detalla el líder del estudio, Sacha Gnjatic.
Cuando comenzó la pandemia, estos científicos rápidamente implementaron una prueba rápida para medir los niveles de cuatro citoquinas asociadas con la inflamación patógena, que se sospechaba que causaban severidad en los pacientes de COVID-19. En solo un mes, se analizaron los niveles de citoquinas en la sangre de 1.484 pacientes y se les hizo un seguimiento durante 41 días.
Gracias a una autorización de emergencia del Departamento de Salud del Estado de Nueva York, se permitió que la prueba se colocara en el sistema de registro médico electrónico del hospital, donde los médicos ordenan análisis de sangre estándar y medicamentos para los pacientes, lo que permite la rápida recolección de una gran cantidad de muestras. Los resultados estuvieron disponibles en tres horas, lo que llevó a los investigadores a creer que se podía aplicar en un entorno clínico para estratificar a los pacientes y determinar los tratamientos en tiempo casi real.
Los resultados de las pruebas mostraron que el riesgo de muerte en pacientes con niveles elevados de IL-6 o TNF-a era doble o superior, incluso cuando se consideraban otros factores de riesgo conocidos. A continuación, los científicos validaron su modelo predictivo utilizando muestras de una cohorte adicional de 231 pacientes COVID-19 hospitalizados.
Los investigadores observaron cómo varios tratamientos intentados en un subconjunto de estos pacientes afectaban a las citoquinas que medían. Descubrieron que los tratamientos que recientemente se ha descubierto que benefician a los pacientes de COVID-19, como el antiviral remdesivir o el corticoesteroide dexametasona, podrían reducir los niveles de las citoquinas.
Basándose en estos resultados, los científicos proponen que la monitorización de los pacientes de COVID-19 para estas citoquinas puede ayudar a determinar su pronóstico, y que cualquier tratamiento debe ser potencialmente administrado en el contexto de las mediciones de citoquinas, ya que afecta al resultado.
Los investigadores proponen que estos hallazgos también requieren que el uso de fármacos dirigidas a IL-6 y TNF-a por sí solos o combinados al mismo tiempo, se prueben por su beneficio potencial basado en niveles de inicio elevados.
Según estos hallazgos, la vigilancia de los niveles de IL-6 y TNF-a antes y durante los tratamientos experimentales como los anticuerpos anti-citocina o los corticosteroides será útil para establecer un valor predictivo y pronóstico de estos potenciales biomarcadores.