HRW ve en la detención Maxime Mokom un «gran paso» hacia la justicia en República Centroafricana
MADRID, 15
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha celebrado que el Tribunal Penal Internacional (TPI) tenga bajo custodia al líder de las milicias antibalaka de República Centroafricana Maxiem Mokom, pues considera que es un «gran paso» para que se haga justicia en el país.
«Tener a Maxime Mokom bajo custodia del TPI es un gran paso para que se haga justicia a las víctimas de las atrocidades cometidas en toda República Centroafricana», ha señalado la directora adjunta de Justicia Internacional de HRW, Elise Keppler.
Las autoridades de Chad entregaron este lunes al TPI a Mokom, acusado de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, en virtud de una orden de detención emitida en diciembre de 2018, según informó el propio organismo judicial.
Mokom está acusado de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad «perpetrados en Bangui y otros lugares de República Centroafricana en 2013 y 2014». Además, el TPI ratificó «indicios razonables» de que las milicias antibalaka (antimachete) atacaron, con Mokom como «coordinador nacional», a la población civil musulmana por considerarla simpatizante de la coalición rival Séléka.
Keppler ha añadido que el líder antibalaka se une a otro dirigente miliciano, Patrice-Edouard Ngaissona, quien ya fue arrestado en diciembre de 2018. Desde HRW han enfatizado la necesidad de que ambos dirigentes se enfrenten a la Justicia para rendir cuentas por sus «graves delitos».
La primera comparecencia de Mokom ante la Cámara III del TPI «será anunciada en su debido momento», remarcó este lunes el órgano judicial internacional en su comunicado.
Miles de personas murieron y cientos de miles tuvieron que huir de sus hogares, por lo que en septiembre de 2014 la entonces fiscal del TPI, Fatou Bensouda, abrió una investigación para esclarecer lo ocurrido y que los responsables rindan cuentas.
Además, Mokom y Abdoulaye Hissene participaron en el fallido golpe de Estado que denunció, en octubre de 2015, la entonces presidenta del país, Catherine Samba-Panza, que se saldó con más de 30 muertos en Bangui, la capital.