Heridos dos trabajadores de MSF por el impacto de un proyectil cerca de un hospital en el este de RDC
La ONG pide medidas para «garantizar la seguridad» del centro, donde se encuentran refugiadas miles de personas
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado este lunes que dos de sus trabajadores resultaron heridos de levedad el domingo a causa del impacto de un proyectil cerca de un hospital en la ciudad de Masisi, situada en el este de República Democrática del Congo (RDC), escenario de combates desde hace semanas entre el Ejército y el grupo rebelde Movimientos 23 de Marzo (M23).
La ONG ha indicado que el proyectil impactó en el garaje de MSF cerca del Hospital General de Masisi y ha agregado que ese mismo día otro cohete cayó en una letrina situada cerca de las instalaciones, mientras que el hospital y la base de personal de la organización fueron además alcanzados por disparos.
«Condenamos firmemente estos ataques, que afectan de nuevo una zona que debería estar protegida bajo el Derecho Internacional Humanitario», ha dicho el jefe de programas en la provincia congoleña de Kivu Norte, Stephan Goetghebuer. «Afortunadamente, nuestros dos colegas resultaron heridos sólo de levedad, pero las consecuencias pudieron ser mucho mayores»; ha agregado.
Así, ha explicado que «miles de personas se refugian aún dentro del hospital y los complejos de la ONG, intentando obtener refugio de los enfrentamientos». «Reclamamos que se adopten medidas inmediatas y estrictas para garantizar la seguridad del hospital, las instalaciones humanitarias y todas las personas que están en su interior», ha subrayado.
El suceso es el segundo en cuatro días que afecta de forma directa al citado hospital de Masisi, una ciudad que se ha convertido durante las últimas semanas en uno de los principales epicentros de los combates entre el M23, respaldado por Ruanda, y el Ejército congoleño y diversas milicias aliadas. El 16 de enero murió una persona tiroteada frente al centro médico.
En este sentido, el coordinador de campo de MSF en Masisi, Romain Briey, ha argumentado que «los pacientes, el personal del Ministerio de Sanidad y de MSF y los miles de desplazados que viven en el hospital, la enorme mayoría de los cuales son mujeres y niños, están extremadamente preocupados por estos repetidos incidentes».
«¿Dónde pueden obtener protección de los combates si no es en el hospital o en las bases humanitarias?», se ha preguntado Briey, quien ha hecho hincapié en que «es esencial que las partes en conflicto adopten todas las precauciones posibles para minimizar los riesgos para los civiles».
«Nos gustaría recordar a todos que las infraestructuras protegidas, los hospitales, los centros de salud y las bases de la ONG, no deben ser atacados y que los elementos armados no sean desplegados cerca de estas instalaciones», ha zanjado.
Los últimos combates estallaron a pesar de la frágil tregua mediada en agosto por Angola entre las partes, en medio de las acusaciones cruzadas entre el Ejército y el M23 sobre violaciones del pacto y las duras críticas de Kinshasa contra Kigali por su respaldo al grupo armado e incluso el despliegue de militares en su territorio.
El M23 es un grupo rebelde integrado principalmente por tutsis congoleños que lanzó una nueva ofensiva a finales de 2022, tras el conflicto entre 2012 y 2013, que se saldó con un acuerdo de paz. Por su parte, Ruanda acusa a RDC de reprimir a los tutsis congoleños con apoyo de grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) –fundada por hutus huidos del genocidio en 1994 en territorio ruandés– y otras milicias locales.