Hasta el 52% de los ingresados por Covid-19 tienen disfagia lo que provoca problemas de desnutrición
Hasta el 52 por ciento de los pacientes Covid-19 ingresados presentan disfagia, síntoma que potencia la desnutrición con una pérdida media de 10 kilos, según resultados del estudio clínico desarrollado por Nutricia en el Hospital General de Mataró, que además ha observado alteraciones de la deglución al alta en mucho pacientes y, en lo referente a la desnutrición, aproximadamente el 80 por ciento de los casos de pacientes COVID-19 presentaron riesgo en el momento del ingreso.
En el mes de junio se dieron a conocer los primeros resultados de esta investigación liderada por el doctor Pere Clavé, uno de los principales especialistas en deglución a nivel internacional, director de Investigación del Hospital de Mataró, Consorci Sanitari del Maresme (Barcelona) y presidente Fundador de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución. El principal objetivo de este estudio clínico fue conocer la prevalencia de disfagia orofaríngea (DO), del riesgo nutricional, así como las necesidades de tratamiento compensatorio y de las complicaciones a los 3 y 6 meses de seguimiento de los pacientes ingresados por COVID-19 en un Hospital General (como el Hospital de Mataró).
«La mitad de los pacientes ingresados por COVID-19 en el Hospital de Mataró refirieron alteraciones de la deglución al alta y, en lo referente a la desnutrición, aproximadamente el 80% de los casos de pacientes COVID-19 presentaron riesgo en el momento del ingreso. La mayoría de ellos consideraban que habían perdido peso durante el proceso de la enfermedad. La pérdida de peso global desde el inicio de los síntomas hasta el alta hospitalaria fue de 7,33kg. Cabe destacar que, siguiendo los criterios GLIM, el 45,5% presentaron criterios de desnutrición durante el ingreso hospitalario. La pérdida de peso en estos pacientes con desnutrición fue mayor, con una media de 10 kg durante todo el proceso COVID-19, y más del 37% de estos perdieron >10kg», asegura Pere Clavé.
El estudio contó con 200 pacientes durante la primera ola del mes de marzo y se ha ampliado con 300 pacientes durante la segunda ola. Según recuerdan, la primera ola ha sido muy importante para la gestión de la segunda. En este sentido, se han establecido distintos criterios clínicos basados en el estado nutricional, el estado deglutorio y los síntomas clínicos que permiten clasificar al paciente según la severidad de la enfermedad, riesgo nutricional y dificultad deglutoria.
En el momento de la admisión hospitalaria, se recoge toda la información clínica y se realiza una valoración nutricional y deglutoria. Según los resultados de los diferentes test de cribado, se adaptaba la dieta y se prescribe un suplemento nutricional si es necesario. Se trata de un trabajo multidisciplinar entre enfermería, logopedas y dietistas-nutricionistas.
Durante esta segunda ola, la mayoría de los pacientes han recibido una pauta dietética de recuperación post-COVID, que incorpora recomendaciones generales y alimentarias, como: aumentar el aporte proteico de la dieta con el fin de recuperar la movilidad habitual y masa muscular; mantener o iniciar ejercicios de rehabilitación para recuperar la masa muscular; control óptimo del peso para evitar más pérdidas ponderales, y del mismo modo, se han incorporado recomendaciones para enriquecer la dieta.
«En esta segunda fase, nuestro abordaje precoz de la disfagia y malnutrición de los pacientes ha sido integrado por los profesionales sanitarios de nuestra institución y tenemos la impresión de que hemos tenido un mejor resultado clínico en los 300 nuevos casos, datos que estamos analizando y que compararemos con los resultados clínicos y nutricionales de la primera ola. Muchos de nuestros pacientes han recibido una pauta de suplementación con proteínas por la pérdida de masa muscular durante el ingreso por COVID-19. Además, algunos pacientes han recibido suplementos nutricionales hiperproteicos e hipercalóricos porque las ingestas al alta no eran las adecuadas (el 25% de los pacientes no habían recuperado el apetito y sus ingestas eran incompletas)», concluye Clavé.