Hallan la forma en la que los lactobacilos se comunican con nuestro organismo

VALÈNCIA, 17

Investigadores del laboratorio de Bacterias Lácticas y Probióticos del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto la forma en la que los lactobacilos se comunican con nuestro organismo.

Los investigadores han observado, por primera vez, la presencia de proteínas que protegen el epitelio, el revestimiento interno de nuestro organismo, adheridas a vesículas extracelulares de la bacteria Lactobacillus casei, un probiótico muy utilizado en industria láctea.

Son estas proteínas situadas fuera de la bacteria las que «inducen procesos» en las células intestinales que las protege frente a elementos tóxicos. Los resultados han sido publicados recientemente en la revista Scientific Reports .

Según ha informado el CSIC en un comunicado, las bacterias producen vesículas extracelulares (VE), que son emitidas al medio exterior portando una importante carga de proteínas, ácidos nucleicos y metabolitos en su interior.

En el caso de las bacterias intestinales y probióticas como Lactobacillus casei, que viven en el organismo y proporcionan efectos antiinflamatorios y regenerativos, las VE tienen un «interesante potencial» como trasmisoras de señales al organismo en el tracto digestivo.

El grupo de investigación del IATA-CSIC liderado por Gaspar Pérez Martínez acaba de publicar en la revista Scientific Reports un estudio que demuestra que el mecanismo de acción biológica de las vesículas extracelulares, curiosamente, puede ser independiente de los componentes de su carga interior.

«Las vesículas extracelulares de la bacteria probiótica Lactobacillus casei atraen ciertas proteínas extracelulares de esta bacteria que quedan adheridas a su superficie, y son estas proteínas las que inducen mecanismos de señalización en las células epiteliales intestinales que llevan a su protección frente a elementos tóxicos», explica Gaspar Pérez.

En concreto, se trata de las proteínas p40 y p75, que poseen distintas funciones. En la bacteria son necesarias para el crecimiento de su cubierta exterior (pared celular), pero también participan en la comunicación con el organismo ya que regulan procesos en las células intestinales.

Ahora, la investigación desarrollada en el IATA-CSIC las ha observado adheridas a las vesículas extracelulares de la bacteria probiótica, con lo que se abre la puerta a comprobar si su efecto se mantiene sin necesidad de utilizar la bacteria completa.

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