Guindos ve Europa con mimbres «para ser algo en el entorno mundial» si elude la fragmentación y el populismo
BILBAO, 21
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, se ha mostrado convencido de que Europa tiene mimbres para ser algo en el entorno mundial actual pero que el principal riesgo «somos nosotros mismos» si sus socios no están unidos y apuestan por «la desintegración y la fragmentación política» y el populismo», de la mano de los partidos y movimientos antieuropeístas.
De Guindos ha hecho estas consideraciones en una jornada organizada en Bilbao por Deusto Business Alumni, bajo el título: «Política monetaria y estabilidad financiera en la zona del euro», en la que el diálogo posterior ha estado moderado por el presidente de Kutxabank, Anton Arriola.
En este sentido, y preguntado por Arriola por los riesgos para la UE de una creciente fragmentación europea debido a que han ganado peso en el Parlamento Europeo partidos que no son favorables a la integración europea, Luis de Guindos ha pedido «tener confianza y, sobre todo pasar el mensaje de que «Europa tiene todos los mimbres para hacerlo bien y que el principal riesgo, de algún modo, somos nosotros mismos».
Tras reconocer que «la fragmentación política es una realidad porque la presencia de movimientos antieuropeístas es mayor que nunca en el Parlamento Europeo, De Guindos ha asegurado que «si estamos unidos, sí tenemos una posibilidad de ser algo en el entorno mundial».
A su juicio, esta realidad está vinculada al populismo, cuyas ideas «se basan en recetas mágicas fáciles para problemas difíciles que, cuando gobiernan se pone de manifiesto que estas recetas no son ni tan mágicas, ni tan eficientes como en un principio el populismo aparentaba».
Tras afirmar que ese auge, a su entender, está muy ligado a «un tema caliente en Europa como es la inmigración», De Guindos ha afirmado que la realidad es que Europa, por su demografía, necesita flujos inmigratorios, aunque ordenados».
En esta dirección, el vicepresidente del BCE ha subrayado que, desde su perspectiva, «en última instancia, la esperanza es la racionalidad, porque Europa tiene muchos siglos, capacidades, clases empresariales y un pozo intelectual detrás con capacidad de actuación».
A la hora de actuar, «puede aprovechar también los valores democráticos tradicionales occidentales que Europa puede representar en este momento, cuando hay gente que lo pone en duda por lo que está ocurriendo en Estados Unidos».
Sin embargo, ha puntualizado que «esos valores democráticos no son solamente votar cada cuatro años, sino defender la separación de poderes, la supremacía de la ley o el respeto a las minorías, que son cuestiones que en el mundo van a tener importancia y donde Europa puede ser un ejemplo con consecuencias desde el punto de vista de la mejora del entorno económico» ha concluido.


