Ginecólogo desmiente los principales mitos sobre el posparto, como el de retrasar la lactancia después de la cesárea

El jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, Antonio Hernández, ha advertido de que algunas de las recomendaciones más habituales y populares para madres primerizas, como retrasar la lactancia después de la cesárea, o utilizar fajas para recuperar la figura, carecen de fundamento científico.

«Dar a luz, sobre todo la primera vez, trae consigo muchas preocupaciones, así como cambios físicos y emocionales. Lo más común es sentir miedo y tener muchas dudas, pero estas deben ser resueltas recurriendo a especialistas como matronas, pediatras o ginecólogos para no caer en falsas creencias y procurar así la salud tanto de la madre como del bebé», asegura el ginecólogo.

Para evitar confusiones y aportar información fidedigna, Hernández ha analizado los principales consejos que reciben las madres después de dar a luz. En primer lugar, al respecto de la creencia de que «la subida de leche produce siempre fiebre», ha aclarado que esto no es cierto. «De hecho, lo habitual es que no haya fiebre ni síntomas de malestar en la madre».

Normalmente, ha proseguido, estos problemas solo aparecen cuando la leche se acumula en el pecho debido a que el niño no mama bien. Aun así, cabe destacar que cada mujer experimenta una subida de leche diferente, las hay más progresivas, y las hay más intensas. En estas últimas, la temperatura puede amentar.

El experto también se ha pronunciado sobre el mito de que después de una cesárea hay que retrasar la lactancia. «Hay una creencia de que los medicamentos empleados en la anestesia pueden interferir y afectar al bebé a la hora de mamar, sin embargo, esto no es cierto», sentencia el ginecólogo. «La mayoría de las cesáreas se practican con anestesia epidural o raquianestesia, procedimientos que emplean fármacos que actúan solo a nivel local y, además, son seguros tanto para el bebé como para la madre», añade.

También ha hablado sobre el hecho de que no se pueden mantener relaciones sexuales hasta después de la cuarentena. «Es cierto que el útero y la zona genital tarda entre seis y ocho semanas en recuperar su tamaño y dejar de sangrar por completo; habitualmente, desde el punto de vista médico, es recomendable retomar las relaciones una vez han pasado los primeros 30 o 40 días, para evitar posibles infecciones». Sin embargo, añade, si la mujer se encuentra bien tanto física como emocionalmente, «la pareja puede llevar a cabo otras prácticas sexuales que no tengan que ver con el coito».

Sobre la «prohibición» del ejercicio hasta meses después del parto, el especialista ha explicado que no es necesario un reposo total de ejercicio nada más dar a luz. Retomar el ejercicio físico varía en función de cada mujer y de cada parto, así como de las complicaciones que hayan podido existir. Según el ginecólogo, lo más recomendable es volver al ejercicio de manera gradual evitando ciertas actividades que puedan resultar demasiado intensas o perjudiciales para el suelo pélvico.

«La madre no debe bañarse hasta que no haya pasado un mes» es otro de los mitos más populares. «Esto es falso, la mujer que ha dado a luz debe ducharse y mantener una higiene habitual para evitar la infección de la cicatriz de la cesárea o de los puntos en el canal». No obstante, ha recordado que se desaconseja la inmersión total en una bañera o piscina hasta que las heridas terminen de cicatrizar, ya que la humedad lo dificultaría.

Asimismo, Hernández ha desmentido la creencia de que se deben utilizar fajas posparto inmediatamente después de dar a luz para recuperar la silueta. «Es recomendable no utilizar estas prendas justo después del parto de tal forma que no se entorpezca el trabajo de la musculatura abdominal; de hecho, para recuperar el tono muscular y el suelo pélvico es mucho más útil realizar actividades como pilates, ejercicios de Kegel y gimnasia hipopresiva», explica. Además, ha señalado que las fajas con forma de braga o pantalón obstaculizan la transpiración, y pueden perjudicar la cicatrización después de una episiotomía o una cesárea.

No obstante, algunas madres prefieren llevar alguna prenda de sujeción para aliviar la sensación de descolgamiento que sienten en la tripa después de dar a luz o para mitigar molestias lumbares. En esos casos, lo mejor es usar una faja tubular en ocasiones puntuales (una banda reforzada que se ajusta con velcro).

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