Gil Roman muestra su «camino» creativo con el ballet de Lausana, en el que «siempre está» Maurice Béjart

El director artístico del Béjart Ballet Lausana, Gil Roman, mostrará esta tarde en Santander su «camino» creativo, que es «diferente» y «más abierto» que el del bailarín y coreógrafo que da nombre a esta compañía suiza, aunque su legado «siempre está por detrás».

Su heredero artístico traerá al Festival Internacional que se celebra este mes en la capital cántabra un espectáculo que arrancará con una coreografía propia -Syncope- y que seguirá con piezas del fundador: Cygne, Altenberg Lieder y el Bolero, que será interpretado por la española Elisabet Ros.

Roman, que ya actuó en el FIS, hace casi tres décadas, cuando se celebraba en la Plaza Porticada, regresa a la ciudad, al Palacio de Festivales, para poner sobre las tablas -a partir de las 20.30 horas en la Sala Argenta- Syncope , creada por él en 2010 y estrenada en el Teatro de Beaulieu en Lausana.

Se trata de un pieza que siempre ha sido «muy bien recibida», tanto por los bailarines como por el público, como ha reconocido su autor este miércoles en una rueda de prensa en Santander, en la que ha manifestado que aunque «siempre» tiene en mente a Béjart, sigue su propio «camino», que es «más abierto» y marcado por una propuesta creativa «diferente».

La velada continuará con tres coreografías de Béjart. La primera, Un Cygne d autrefois se souvient que c est lui , estrenada en 1993, se mantendrá «muy fiel» a la versión original, aunque ha sido adaptada al bailarín que la representará en el FIS, que es «un poco romántico».

La siguiente, Altenberg Lieder , estrenada en 1995, es «un paso a tres», una pieza interpretada por tres bailarines en la que cada uno se puede inventar una historia y ver qué construye con ello. «Es un poco alegórico», ha comentado Roman.

El espectáculo se cerrará con el Bolero de Bejárt bailado por Elisabet Ros, lo que supone en palabras del director del ballet «un lujazo y un privilegio» al ser «una de las grandes» intérpretes del panorama actual.

LA DIFICULTAD DE SOBREVIVIR Y LA PRESIÓN DE CONTINUAR

La cita sucede a la proyección, ayer martes, del documental El esfuerzo y el ánimo , dirigido por Arantxa Aguirre y que muestra el desafío del ballet de Lausana tras la muerte de su fundador Maurice Béjart.

«Se hizo en un momento en el que no se sabía si la compañía iba a sobrevivir», ha recordado Roman, que ha admitido al respecto que aún está «presente» el bailarín y coreógrafo que da nombre al grupo, y que desde su muerte -en el año 2007- ha sufrido una «evolución muy importante».

En este punto, y tras comentar las palabras del fundador del ballet, acerca de que «nunca había falta mirar atrás», el actual director artístico ha comparado que en la última década ha pasado de ser 80 bailiarines a cerca de 40, es decir, la mitad, aunque siguen siendo «una gran maquinaria que funciona».

Al hilo, y para finalizar, ha admitido que es «muy difícil» que una compañía como el Béjart Ballet de Lausanne pueda «sobrevivir», debido fundamentalmente a razones económicas y financieras. Pero, como ha concluido, tienen «siempre la presión de continuar».

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