Garicano (Cs) acusa al Gobierno de aplicar «la ley del embudo» y le sugiere armonizar fiscalmente con Euskadi y Navarra
El líder de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, Luis Garicano, ha acusado este jueves al Gobierno de Pedro Sánchez de pretender imponer «la ley del embudo» en el ámbito fiscal tras el acuerdo con ERC para acabar con las ventajas fiscales que aplica la Comunidad de Madrid, y le ha dicho que para hacer una armonización fiscal en España, donde Euskadi y Navarra tienen sistemas tributarios propios, tendría que hablarlo con sus socios nacionalistas.
Así se ha pronunciado en un encuentro informativo, online organizado por Nueva Economía Fórum, en relación con el pacto del Gobierno con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a cambio de su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, que incluye, entre otras cosas, avanzar hacia una armonización nacional de los impuestos.
Tras señalar que en España existe una «diferencia fiscal enorme» en el País Vasco y Navarra –que se rigen por el Concierto vasco y el Convenio navarro–, Garicano ha recomendando al Gobierno que si de verdad quiere «establecer un marco común», lo negocie con sus socios nacionalistas y lo lleve a cabo.
«FASTIDIAR» A LOS QUE «NO VAN A PROTESTAR»
«Pero no vayamos siempre a la ley del embudo», con la idea de que «estos no van a protestar, luego a estos les voy a fastidiar», ha dicho en alusión a Madrid, añadiendo que el planteamiento del Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos no conduce a su supuesto objetivo de homogeneizar los impuestos.
Según ha indicado, el Gobierno basa su estrategia política en «el mantenimiento y el aumento de los privilegios de los nacionalismos», beneficiando «a los que buscan establecer diferencias entre españoles» y reconociendo «distintos derechos» a los ciudadanos «dependiendo de dónde hayan nacido». Y ahora, «de repente, se le ocurre que Madrid es el problema», ha criticado.
Garicano ha advertido de que, de esta manera, se transmite el mensaje de que «si usted no se hace independentista, no le hacemos caso» y que los que «se van a manifestarse y a hacer disturbios» reciben un mejor trato que «los que cumplen y no protestan».